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El trabajo equivocado
CENTRO EDUCATIVO: Colegio Diurno de Limón
DIRECCIÓN REGIONAL: Limón
BIBLIOTECÓLOGO: Rigoberto Myrie Bennett
DOCENTE: Celia Nelson Johnson
AUTOR: Nory Carvajal González
SECCIÓN: 10-8
n un pueblito por Roxana, vivíamos mi familia y yo, en una de las pocas casas de
madera la cual debido a su tiempo tenía algunas grietas y goteras.
Todo empezó cuando nuestro padre nos abandonó, recuerdo aquella noche cuando
llegó tarde como de costumbre, mi madre reclamándole el porqué, la golpeó cuando
nosotros mirábamos, yo quise defenderla pero me empujó a un lado mientras mi
hermanito gritaba. Carlos, mi padre trabajaba en una finca cuidando el ganado y
realizando algunas labores que le dejaba el patrón. Él era de cabello negro, contextura
gruesa, alto y piel oscura debido a las largas jornadas de trabajo. Mi padre nos
abandonó durante una tarde que lo esperábamos después de su búsqueda por un
trabajo, ya que lo habían despedido por su vicio, y no supimos más nada de él. Mi
madre angustiada consiguió trabajo en una bananera para salir adelante y seguir con
nuestros estudios, en el cual no ganaba lo suficiente para los tres, por lo que yo he
sabido que es no tener para los pasajes y tener que irme caminando bajo el sol o la
lluvia al colegio con tan solo un pedazo de pan en el estómago. La situación se hacía
cada vez más difícil ya que Richi empezaba la escuela, ella nos daba lo que podía
y muchas veces la vi llorando en su cuarto, ella trataba de ocultarlo para que no
me preocupara pero yo siempre me daba cuenta. Un día llegue del colegio decidido
a hablar con mi madre. —Mami, venga siéntese junto a mí que quiero hablar con
usted, he estado pensando que no puedes sola decidí salirme del colegio. Mi madre al
escuchar esto agacho la mirada con expresión de tristeza ya que sabía que yo estaba
en lo cierto y dijo: —Sabes que mi sueño es que estudies, que tengas todo lo que
yo no pude tener, no te salgas del colegio que podemos salir adelante. Su dolor era
inmenso lo podía notar, su cara reflejaba el cansancio debido a que trabajaba casi
doce horas diarias menos el domingo que realizaba la mitad, me mentía no era cierto
que podía seguir ella sola ya que el salario era menor y el maltrato mayor. Tiempo
después al no poder seguir con tanta prensión. En este pueblito como algunos había
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