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El tiempo es tu mejor maestro
CENTRO EDUCATIVO: Liceo Nocturno de Esparza
DIRECCIÓN REGIONAL: Puntarenas
BIBLIOTECÓLOGO: María Morera Vargas
DOCENTE: Clara Luna Montoya
AUTOR: Rodrigo Velásquez Chaves
SECCIÓN: 5-1
n algún lugar del infinito cosmos, esta historia sucedió, donde alguien
inconscientemente aprendió la mejor de las lecciones, una lección de vida
imposible de comparar, una lección en la cual el tiempo tiene su lugar.
Alberto nuestro personaje comenzó su vida colegial a los 12 años, en la escuela fue
uno de los mejores promedios y su madre orgullosa de él se regocijaba luciendo aquel
hijo tan ejemplar ante su familia, el problema de esta historia fue que Alberto odiaba
ser admirado, él no quería llamar la atención y un día se dijo a sí mismo –no quiero
que mi madre vuelva a hacer lo que hizo, así que de ahora en adelante voy a guardar
todo el optimismo, orgullo, ganas y empeño en un baúl y voy a tomar en su lugar
mediocridad, pereza y todo el pesimismo que tenga a mi alcance ya que nada de esto
me interesa--. Él no sabía que en ese momento maldijo su vida y que la maldición lo
seguiría por años y que a futuro lo iba a hacer arrepentirse de aquellos pensamientos
tan tontos que un día tuvo.
Bueno comenzó Alberto su primer año, un año perdido y desperdiciado ya que reprobó,
volvió a intentarlo de nuevo no porque quisiera, sino porque de otra no le quedaba,
sin embargo lo aprobó, octavo otro año sin dedicación ni compromiso y de nuevo lo
desperdició, volvió a intentarlo y la segunda vez lo logró, en noveno fue un milagro lo
que lo salvó de reprobar de nuevo y perder tiempo valioso de su vida. Se cambió de
colegio y se fue a un nocturno, un colegio diferente, un colegio menospreciado por la
sociedad, un colegio en el cual su niñez inmadura iba a desaparecer, pero sin traerle
aun la deseada madurez, se involucró en las drogas, malditas drogas que lo hicieron
renunciar, el cambio esa vida que ya estaba mal por una peor, prefirió salirse del
cole y buscar donde conseguir dinero, ya que lo necesitaba para sus vicios alimentar,
unos vicios insaciables que lo hicieron sufrir por años; hasta que un día el supremo
universal puso en su mente y corazón una voz que le dijo: -- ¿Alberto por qué sos
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