1VAKyeNMX

de candela y una caja de fósforos. Listo, si sentían hambre podían disponer de los
alimentos o podrían ir de cacería y preparar en el campo la fiera que se comerían.
Justo antes de emprender la conquista del cerro uno de los chicos dijo: Gey ¿cómo
nos comemos los huevos? Yo sé que aquí cruza una vena de un volcán y por allá, abajo
sale una naciente de agua hirviendo, ¿por qué no vamos a poner los huevos ahí y los
llevamos cocinados? Una sonrisa retorcida se dibujó en el rostro de aquellos jóvenes
ya que la aventura estaba por dar un giro inesperado, el desafío de implementar una
herramienta que les permita hervir los huevos sin quemarse y poder recuperarlos
de la naciente de agua burbujeando no constituiría un problema que no pudieran
solucionar.
Efectivamente una naciente de agua hirviendo salía de las entrañas de la tierra, su
aspecto cristalino se reconocía por el vapor del agua que calentaba el ambiente, los
elementos químicos presentes en esa naciente teñían de rojo las piedras de su cauce
y un olor a azufre la caracterizaba también, ése olor a azufre le ponía una nota de
misterio al paseo ya que se dice que donde ha salido el diablo queda un olor a azufre…
Saber que en la zona se dice que asustan no intimidó a los chicos exploradores,
tampoco el hecho de que hubiera comentarios de que en ese tiempo se robaban
los chicos para venderlos en Estados Unidos, tenían ganas de ir de paseo y así lo
pensaban hacer. ¡Manos a la obra! Lo primero es ubicar una herramienta para sacar
los huevos duros, así que dejaron la comida a la par de la naciente, y se dispusieron
a buscar por todas partes una rama y un alambre con el que pudieran improvisar
a manera de cucharón una canastilla para sacar el producto de aquella exquisita
maniobra culinaria.
Cada uno de ellos tomó una dirección diferente, Cachetes al norte, Boli al sur, mi
papá al Este porque siempre supo que hacia el este sale el sol y Fernando le dijeron
que caminara treinta y cinco grados al oeste, así que cada uno tomó una dirección
diferente, luego de 20 minutos se oyó un grito desgarrador y espeluznante! De fijo
debe tratarse de una broma, pensaron y ninguno le tomó importancia, pero se trataron
de reunir en el punto de donde aparentemente había salido el grito, un frío recorrió
sus cuerpos cuando vieron a Bolincha temblando y sudoroso por el macabro hallazgo
de unos huesos que no sabían si se trataba de restos humanos. Cachetes exclamó:
“tienen que ser de un niño porque estos huesos son pequeños”…
“Uy si” exclamo mi papá, -“además acuérdense que aquí roban chicos, tal vez se
los comieron las brujas ¿verdad treinta… ey dónde está treinta?” Busquémoslo dijo
78
78