22.04.2014 Views

1VAKyeNMX

1VAKyeNMX

1VAKyeNMX

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

3, mamá se pone tensa y agacha la cabeza al ver a un pobre viejillo que cada vez que<br />

pasamos está sentado en el corredor de su casa, como esperando algo que nunca volverá.<br />

En mis ratos libres me encanta salir a la calle a observar a aquel viejillo que siempre<br />

lleva oscuras ropas que hacen juego con su mirada nostálgica y la sonrisa forzada con<br />

la que siempre me mira. A veces trae un viejo libro y lo lee por horas y horas hasta que<br />

anochece.<br />

He observado muy de cerca las miradas, las sonrisas, e inclusive los pasos de este pobre<br />

viejo; creo que vive completamente solo y que no tiene esposa ni hijos, ni ningún familiar<br />

cercano. También he notado cómo cada vez que yo lo saludo desde lejos se le empapan<br />

los ojos de agua y agacha la cabeza. Así se pasa un par de minutos hasta que finalmente<br />

se levanta de su vieja mecedora y se interna en su casa, en la cual también parece reinar<br />

un aire melancólico.<br />

Este señor es para mí todo un misterio, como un baúl muy viejo que podría liberar los<br />

más grandes males o los más hermosos paisajes. Creo que a pesar de mi esfuerzo por<br />

ser sigilosa, él se ha dado cuenta de que me intriga. Un día de estos, se esforzó por<br />

mostrarme su mejor sonrisa y me saludó con la mano; yo, muy nerviosa, me escondí tras<br />

los arbustos y desde allí pude ver como agachaba de nuevo su cabeza y, momentos más<br />

tarde, se levantaba y se retiraba hacia el interior de su casa. Pasaron algunos días en los<br />

que era evidente que algo bueno o malo había producido un cambio en la vida de aquel<br />

viejo; ya no sonreía cuando me veía espiándolo, tosía a menudo y algo en su rostro me<br />

hacía sentir como si el alma estuviera echando a correr fuera de sus ojos. Mamá ya no<br />

le tenía miedo, sino que sentía una lástima infinita, pero me seguía repitiendo que no<br />

me acercara a aquella viejísima casa. Yo por otra parte sentía como aquel viejillo estaba<br />

cada vez más ausente; la ambulancia llegaba casi todos los días y se quedaba allí varias<br />

horas. Después de varias semanas, por fin me decidí a ayudarle a aquel pobre hombre,<br />

a sabiendas de que desobedecerle a Mamá tendría consecuencias.<br />

El jueves, como era el día en que Mamá salía toda la tarde a trabajar al mercado, me<br />

dispuse a llevarle un regalo a aquel pobre anciano. Así que cuando ya el reloj iba a marcar<br />

las cuatro de la tarde, salí de mi casa a escondidas de tita Martha, arranqué la orquídea<br />

más joven que se encontraba en el jardín y me puse en marcha hacia la casa del viejo.<br />

Al llegar, observé su rostro, ahora más arrugado que nunca. Miré sus ojos, y entonces me<br />

di cuenta de que ya él no estaba ahí: sus ojos eran de un vacío inexplicable. Empezaban<br />

a caer las primeras gotas de lluvia; los hombres de la ambulancia ya habían llegado y<br />

gritaban ¡Necesitamos al cardiólogo! ¡Traigan la camilla!<br />

Le puse entre sus manos arrugadas la flor y salí corriendo de aquel lugar bajo la fría<br />

lluvia.<br />

203

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!