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Después de mirar hacia su alrededor y no hallar nada. Empezaron a tocar una
computadora vieja, que al parecer aun funcionaba y accidentalmente abrieron un
archivo el que tenía como título ‘nuevo mundo’ los archivos daban a otra carpeta con
sus nombres. No aguantaron la curiosidad y lo abrieron. Podría ser el inicio de una
gran aventura.
En estos documentos daban explicación paso por paso a los acontecimientos que
hicieron surgir, una gran guerra que extermino la humanidad, sus padres habían
tenido interés en armas nucleares pero una de ellas se salió de control e hizo que el
medio oriente fuera el primer lugar donde la muerte de miles de personas saliera a
la luz, ellos sabían que esta radiación nuclear llegaría hasta América donde país por
país se extinguiría la vida, no solo la humana si no también animal y vegetal. Así que
como último recurso usaron a sus hijos para crear una nueva vida, ya que la de ellos
había acabado, al saber esto los chicos tomaron conciencia, y se pusieron a trabajar
siguiendo sus órdenes. Duraron tres días sin parar tal vez solo para alimentarse.
Después de un arduo trabajo en la construcción de algo que parecía un control remoto,
sus horas de desvelo dieron fruto, ya estaba listo, pero no supieron cómo hacerlo
funcionar, las instrucciones no decían como hacerlo exactamente así que frustrados
se sentaron a pensar.
- Estoy cansada- dijo Any
- Yo también – contesto Max
- Ahora, ¿Qué hacemos?
- No lo se, no pensé que costara tanto, la humanidad depende de nosotros y solo
estamos aquí sentados a la espera que la muerte llegue a nosotros.
- No hay salida, la humanidad ha llegado a su fin. No hay nada que hacer.
- ¡ESPERA! – dijo Max exaltado.
Había alcanzado a ver una pequeña luz parpadeante, atrás de un carburador viejo,
pudo mover el objeto y vio un pequeño cartel que decía: (inserte aquí) debajo de esto
había una ranura con el tamaño exacto del control y todo su contorno.
- Trae el control- grito Max emocionado.
Any se lo lleva, al insertarlo la luz parpadeante se volvió fija y más brillante hasta que
se abrió. ¡Un portal! ¡Un nuevo mundo! Tenía razón todo esto si era un nuevo mundo,
un lugar donde salía la ternura de plantas parecidas al césped, arboles, flores y… y…
Carlos… Carlos…
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