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Rostro de convivencia
CENTRO EDUCATIVO: Liceo de Atenas Martha Mirambell Umaña
DIRECCIÓN REGIONAL: Alajuela
BIBLIOTECÓLOGO: Xinia Villegas Alfaro
DOCENTE: Ivannia Campos Carranza
AUTOR: Christian León Trigueros
SECCIÓN: 10-7
“Voy transitando sobre los escarpados
caminos que conducen a los enigmáticos
destinos, mientras me bañan los
atardeceres me deslumbra el sol y su filo.
El nacer de las estrellas ya me roba la
mirada,
Se desatan una a una en el cielo y en el
alma.
Y en el centro de la montaña, entre montes
y senderos, la luna se ha caído entre
ráfagas y destellos.
Contemplando con ansias aquel majestuoso
panorama abierto,
siento, poco a poco, como a las venas de
mi pueblo, se le seca la sangre y se mezcla
con el polvo del desierto.
Respeto… ¡ya no lo hay!, solo quedan
cenizas de la paz, ni el ¡buen día!, ¿cómo
está?, ni la ayuda al prójimo que debemos
dar.
El convivir y los valores se quedaron atrás,
en el hogar, la escuela, el colegio y la
sociedad.
Alzo mi voz y proclamo con furor: aunque
parece todo perdido, aún podemos actuar,
que el amor venza a las guerras como el
cielo venció al infierno que las sonrisas
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brillen más que una bomba al explotar que
las voces sean escuchadas más que las
armas al detonar.
Es hora de actuar, todo está por cambiar.
Allá lejos se ve la luna subir y las palomas
volar.
Se escucha la Oda a la alegría, el canto
que Beethoven quería hacer realidad.
El hombre no vino a aislarse, vino a
socializar, ¡y hemos destruido poco a poco
nuestra propia hermandad!, guerras, odios,
discriminación, violencia e inseguridad,
fueron los detonantes que han herido a la
sociedad.
¡Despertemos!. ¿Para qué gastar el tiempo
en odios o en rencores?, si el tiempo vuela
como lo hace el gavilán, aprovechémoslo
para compartir y disfrutar.
La clave del convivir está, en envolvernos
en los lazos que amarran a la humanidad.
Hemos de vivir y compartir entre los
bosques y los cielos del arte, como aquel
hidalgo que nos hizo soñar o aquella
sinfonía que fomenta felicidad.
Este es el rostro y el aire que nos deja
respirar, ¡es el templo de la paz!
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