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Dijo Daniel mirando a todos
– Pues… hace muuuucho. Dijo marcela.
– Pues, debemos leer mucho, hoy fui a la biblioteca y pude oír q los libros necesitan
nuestra ayuda.
Todos se vivieron a ver y soltaron la risa, excepto Paula y Olivia, ellas estaban serias
ya que las 2 creían en Daniel.
– ¿Qué dices chocolate?, ¿Qué crees que Daniel está loco? ¡Claro!.
Dijo Gabriel de forma burlona mientras reía a carcajadas con las mejillas y labios
llenos de chocolate.
- ¿No crees que ya estas grande? Dijo marcela.
Y Daniel dijo gritando. – ¡me pedían ayuda porque si no leíamos se acabarían, se los
juro!
Pero eso les encendió más la risa a los 2 chicos que decían. –vámonos de aquí
marcela. –sí Gabriel, que no se nos pegue la locura.
Daniel, bajo la cabeza y en silencio y comenzó suspirar muy fuerte.
– Tranquilo, yo estoy aquí contigo. Dijo Olivia. – ¡y yo!
Dijo Paula que lo miraba sonriente y con los ojos que brillaban mucho al conectarse
con los verdes perla de Daniel.
– Y… ¿me creen?
- ¡Eso que usted dijo esta chivísima!, aunque me cueste creerlo.
- ¡Claro que si Daniel! No me importa que crean que se somos unos niños!, nunca es
tarde, Daniel, nunca…
Y lo tomó de la mano derecha, mientras que Olivia le acaricio el cabello y lo tomó de
Su otra mano. Y marcharon hacia la biblioteca. – ¡clin, clin! Pero esta vez Daniel no
sonrió como siempre lo hacía. Esta vez esto es serio, y más aún cuando al entrar
vieron que no había nadie.
– ¿Qué haremos? Dijo Paula
– Chicas, lean, tomen un libro, cualquiera ¡y lean con entusiasmo!
Las chicas leían y leían el mismo libro, y una luz, música, risillas y gente susurrando
comenzaron a salir de atrás del estante, entonces con más entusiasmo leían y vieron
como salió un duende orejón, de pelo rojo, mejillas rojas y unos grandes y brillantes
ojos verdes. Los 3 reaccionaron muy sorprendidos y después de que el duende los
saludara 3 veces dijo Olivia: ese es el duende del libro que estoy leyendo. Y Paula
como no podía hablar solo afirmo con su cabeza un sí.
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