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ANALECTAS-Confucio

Las Analectas constituyen el único texto en el que puede encontrarse al Confucio real y vivo. En este sentido, las Analectas son a Confucio lo que los Evangelios son a Jesús. El texto, que consiste en una serie discontinua de afirmaciones breves, diálogos y anécdotas cortas, fue recopilado por dos generaciones sucesivas de discípulos (discípulos y discípulos de éstos), a lo largo de unos 75 años tras la muerte de Confucio, lo cual significa que la recopilación fue probablemente completada un poco antes, o alrededor, del año 400 a. de C. El texto es como un edredón multicolor hecho de piezas: son fragmentos que han sido cosidos juntos por diferentes manos, con una habilidad desigual, por lo que a veces existen algunas repeticiones, interpolaciones y contradicciones; hay algunos enigmas e innumerables grietas; pero en conjunto, se dan muy pocos anacronismos estilísticos: el lenguaje y la sintaxis de la mayoría de los fragmentos son coherentes y pertenecen al mismo periodo.

Las Analectas constituyen el único texto en el que puede encontrarse al Confucio real y
vivo. En este sentido, las Analectas son a Confucio lo que los Evangelios son a Jesús. El
texto, que consiste en una serie discontinua de afirmaciones breves, diálogos y anécdotas
cortas, fue recopilado por dos generaciones sucesivas de discípulos (discípulos y discípulos
de éstos), a lo largo de unos 75 años tras la muerte de Confucio, lo cual significa que la
recopilación fue probablemente completada un poco antes, o alrededor, del año 400 a. de C.
El texto es como un edredón multicolor hecho de piezas: son fragmentos que han sido
cosidos juntos por diferentes manos, con una habilidad desigual, por lo que a veces existen
algunas repeticiones, interpolaciones y contradicciones; hay algunos enigmas e
innumerables grietas; pero en conjunto, se dan muy pocos anacronismos estilísticos: el
lenguaje y la sintaxis de la mayoría de los fragmentos son coherentes y pertenecen al mismo
periodo.

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NOTAS AL CAPÍTULO 6<br />

6.1. Lo que hace a un príncipe: literalmente, «Podría sentarse a Ran Yong mirando al<br />

sur», es decir, podría ocupar la posición de un soberano. Ran Yong era un plebeyo (véase<br />

sobre este punto también la nota 6.6). El aspecto más revolucionario de la filosofía política de<br />

<strong>Confucio</strong> fue precisamente la idea de que la autoridad no debía ser un atributo hereditario,<br />

sino que debía corresponder al mérito personal.<br />

6.3. Amor al conocimiento: los mayores logros del conocimiento son de orden moral, no<br />

de orden intelectual, que en sí mismo carece de valor.<br />

6.4. Una porción... cien veces más: literalmente, «un yu» y «cinco bing». El contenido<br />

exacto de estas antiguas unidades de medición es una cuestión altamente especializada en<br />

la que francamente prefiero no aventurarme, pero confío en que mi traducción proporcione<br />

aquí una aproximación bastante adecuada del sentido original.<br />

6.5. Yuan Xian: discípulo de <strong>Confucio</strong>; su nombre de cortesía era Zisi.<br />

6.6. Ran Yong: a causa de sus modestos orígenes, algunos cuestionaban si estaba<br />

cualificado para ocupar un alto cargo político. <strong>Confucio</strong> opinaba, por el contrario, que su<br />

talento personal era la mejor cualificación.<br />

6.7. Yan Hui podía poner su mente en la bondad durante tres meses sin interrupción: ya<br />

sabemos (pasaje 6.3) que el extraordinario «amor al conocimiento» de Yan Hui se reflejaba<br />

en sus logros morales; ahora vemos que este apego a la bondad se basaba en un capacidad<br />

excepcional de concentrar la mente. En nuestra época, Simone Weil ha analizado muy bien<br />

el vínculo entre el estudio intelectual y la meditación espiritual. Ella señalaba que un joven<br />

que pasa dos horas en absoluta concentración en un problema de geometría hacienda sus<br />

deberes puede realmente estar haciendo una oración muy válida, ya que el ejercicio de<br />

atención aparta a la mente del ego: «Cada vez que concentramos realmente nuestra<br />

atención, destruimos el mal que está en nosotros.» En su afirmación «la actitud atenta sin<br />

objeto es oración en su forma suprema» podría haber sido dicha por un maestro zen. (Véase<br />

Simone Weil, «Reflections on the Right Use of School Studies with a View to the Love of<br />

God», en Waiting on God, Londres, Routledge and Kegan Paul, 1951, p. 56).<br />

6.9. Min Zigian: discípulo de <strong>Confucio</strong>, su apodo era Sun.<br />

Río Wen: constituía la frontera entre los países Lu y Qi. Min Ziqian era un súbdito leal del<br />

duque de Lu y, por ello, no reconocía la autoridad que el cabeza de la familia Ji había<br />

usurpado. En Qi estaría a salvo y fuera del alcance de éste.<br />

6.10. Boniu: nombre de cortesía Ran Geng, discípulo de <strong>Confucio</strong>. (Sobre la identidad de<br />

Boniu, véase Donald Leslie: «Notes on the Analects», T'oung Pao, vol. 49, pp. 1961-62).

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