ANALECTAS-Confucio
Las Analectas constituyen el único texto en el que puede encontrarse al Confucio real y vivo. En este sentido, las Analectas son a Confucio lo que los Evangelios son a Jesús. El texto, que consiste en una serie discontinua de afirmaciones breves, diálogos y anécdotas cortas, fue recopilado por dos generaciones sucesivas de discípulos (discípulos y discípulos de éstos), a lo largo de unos 75 años tras la muerte de Confucio, lo cual significa que la recopilación fue probablemente completada un poco antes, o alrededor, del año 400 a. de C. El texto es como un edredón multicolor hecho de piezas: son fragmentos que han sido cosidos juntos por diferentes manos, con una habilidad desigual, por lo que a veces existen algunas repeticiones, interpolaciones y contradicciones; hay algunos enigmas e innumerables grietas; pero en conjunto, se dan muy pocos anacronismos estilísticos: el lenguaje y la sintaxis de la mayoría de los fragmentos son coherentes y pertenecen al mismo periodo.
Las Analectas constituyen el único texto en el que puede encontrarse al Confucio real y
vivo. En este sentido, las Analectas son a Confucio lo que los Evangelios son a Jesús. El
texto, que consiste en una serie discontinua de afirmaciones breves, diálogos y anécdotas
cortas, fue recopilado por dos generaciones sucesivas de discípulos (discípulos y discípulos
de éstos), a lo largo de unos 75 años tras la muerte de Confucio, lo cual significa que la
recopilación fue probablemente completada un poco antes, o alrededor, del año 400 a. de C.
El texto es como un edredón multicolor hecho de piezas: son fragmentos que han sido
cosidos juntos por diferentes manos, con una habilidad desigual, por lo que a veces existen
algunas repeticiones, interpolaciones y contradicciones; hay algunos enigmas e
innumerables grietas; pero en conjunto, se dan muy pocos anacronismos estilísticos: el
lenguaje y la sintaxis de la mayoría de los fragmentos son coherentes y pertenecen al mismo
periodo.
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NOTAS AL CAPÍTULO 7<br />
7.1. Venerable Peng: se han sugerido diversas identificaciones, pero ninguna realmente<br />
convincente.<br />
7.2. Todo esto me sale de forma natural: esta frase a veces se interpreta como «cuáles<br />
de estas cosas he realizado?»<br />
7.3. Fuerza moral: en chino, de, normalmente traducido como «virtud»; esta traducción<br />
sería adecuada si el lector pudiera entenderla espontáneamente en su sentido original<br />
primitivo: «virtud», como la «virtus> latina, la «virtú» italiana o la «vertu» francesa, tenía una<br />
connotación de «poder» que se perdió en gran medida en el uso posterior (aunque pueden<br />
encontrarse ocasionalmente sorprendentes ejemplos de la vieja acepción en la literatura<br />
moderna: por ejemplo, en Rojo y Negro, segunda parte, capítulo diecinueve, cuando, tras un<br />
doloroso alejamiento, el héroe puede finalmente volver a la cama de la nueva amante,<br />
Stendhal nos dice que «la vertu de Julien fut égale á son bonheur», que, en este caso<br />
particular, significa literalmente: «La destreza [sexual] de Julián estuvo a la altura de su<br />
felicidad»).<br />
7.5. Duque de Zhou (siglo XII a. de C): hijo del rey Wen, hermano menor del rey Wu, tío<br />
del rey Cheng y antepasado fundador de Lu, el país de <strong>Confucio</strong>. Las instituciones básicas<br />
de la dinastía Zhou fueron esbozadas bajo su sabio consejo. El duque de Zhou era el gran<br />
modelo que <strong>Confucio</strong> había soñado emular en su propia carrera política. Finalmente, al llegar<br />
a la vejez, se percata de que no se le dará la oportunidad de lograr una empresa similar.<br />
7.6. Disfrutar las artes: en tiempos de <strong>Confucio</strong>, las Seis Artes eran: los ritos, la música,<br />
el tiro con arco, la conducción de carros, la caligrafía y la aritmética.<br />
7.7. Un detalle de agradecimiento por su educación: literalmente, «un [pequeño] paquete<br />
de [diez rodajas de] carne seca», un presente modesto y puramente simbólico, cuando los<br />
estudiantes eran demasiado pobres para pagarse una auténtica enseñanza.<br />
7.11. ¿A quién habías nombrado tu lugarteniente?: Zilu (como ya hemos tenido la<br />
ocasión de señalar) se hacía notar más por su impetuosidad que por su buen juicio; en este<br />
pasaje estaba rogando un cumplido: obviamente, esperaba ser seleccionado como el<br />
segundo al mando del gran general <strong>Confucio</strong>, pero éste, que había adivinado su<br />
estratagema, aprovechó la ocasión para darle una lección de ironía.<br />
7.12. Portero: literalmente, «el funcionario que tiene el látigo». Según el Anal de los ritos,<br />
era una especie de lictor, que abría camino al rey y a los señores feudales. La misma<br />
expresión también designaba a los guardianes de las puertas del mercado, cuyas funciones<br />
eran, en parte, las de porteros y, en parte, las de policías.