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ANALECTAS-Confucio

Las Analectas constituyen el único texto en el que puede encontrarse al Confucio real y vivo. En este sentido, las Analectas son a Confucio lo que los Evangelios son a Jesús. El texto, que consiste en una serie discontinua de afirmaciones breves, diálogos y anécdotas cortas, fue recopilado por dos generaciones sucesivas de discípulos (discípulos y discípulos de éstos), a lo largo de unos 75 años tras la muerte de Confucio, lo cual significa que la recopilación fue probablemente completada un poco antes, o alrededor, del año 400 a. de C. El texto es como un edredón multicolor hecho de piezas: son fragmentos que han sido cosidos juntos por diferentes manos, con una habilidad desigual, por lo que a veces existen algunas repeticiones, interpolaciones y contradicciones; hay algunos enigmas e innumerables grietas; pero en conjunto, se dan muy pocos anacronismos estilísticos: el lenguaje y la sintaxis de la mayoría de los fragmentos son coherentes y pertenecen al mismo periodo.

Las Analectas constituyen el único texto en el que puede encontrarse al Confucio real y
vivo. En este sentido, las Analectas son a Confucio lo que los Evangelios son a Jesús. El
texto, que consiste en una serie discontinua de afirmaciones breves, diálogos y anécdotas
cortas, fue recopilado por dos generaciones sucesivas de discípulos (discípulos y discípulos
de éstos), a lo largo de unos 75 años tras la muerte de Confucio, lo cual significa que la
recopilación fue probablemente completada un poco antes, o alrededor, del año 400 a. de C.
El texto es como un edredón multicolor hecho de piezas: son fragmentos que han sido
cosidos juntos por diferentes manos, con una habilidad desigual, por lo que a veces existen
algunas repeticiones, interpolaciones y contradicciones; hay algunos enigmas e
innumerables grietas; pero en conjunto, se dan muy pocos anacronismos estilísticos: el
lenguaje y la sintaxis de la mayoría de los fragmentos son coherentes y pertenecen al mismo
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cuatro cualidades los principales talentos de los diez discípulos.<br />

11.6. Una mancha de un cetro de jade blanco...: ésta es la cita completa, aunque las<br />

Analectas sólo citaban dos palabras. Estas líneas proceden del Libro de los Poemas (poema<br />

526). Nangong Kuo, si aceptamos su identificación con Nan Rong (véase el pasaje 5.2),<br />

sobresalió por su prudencia.<br />

11.11. No me dio la oportunidad de tratarlo como [traté] a mi hijo: no le pude dar un<br />

simple funeral que se adecuase a su modesta condición.<br />

11.12. Todavía no conoces la vida, ¿cómo podrías conocer la muerte?: ya he evocado en<br />

la Introducción los extraordinarios comentarios que esta importante afirmación suscitaron en<br />

Elías Canetti. He aquí el pasaje entero de «<strong>Confucio</strong> en sus conversaciones» de Canetti en<br />

The Conscience of Words (Nueva York, Seabury, 1979), pp. 174-75:<br />

No conozco a ningún sabio que tomase la muerte más en serio que <strong>Confucio</strong>. Se niega a<br />

responder ninguna pregunta sobre la muerte. «Si uno no conoce todavía la vida, ¿cómo podría<br />

conocer la muerte?» Nunca se ha hecho un comentario más adecuado sobre el tema. El sabe muy<br />

bien que todas estas preguntas se refieren a un tiempo después de la muerte. Cualquier respuesta<br />

salta sobre la muerte, conjurando tanto la muerte como su incomprensibilidad. Si hay algo después,<br />

como habría habido algo antes, la muerte pierde parte de su peso. <strong>Confucio</strong> se niega a jugar<br />

con este juego de manos que no sirve para nada. El no dice que no haya nada después,<br />

simplemente no puede saberlo. Pero se tiene la impresión de que realmente no se preocupa por<br />

averiguarlo, aunque pudiera. Por ello, se pone todo el valor en la vida; se vuelve a la vida cualquier<br />

cosa radiante y profunda que se haya sacado de ella por haber puesto una buena parte de su<br />

fuerza, quizá la mejor, detrás de la muerte. Así pues, la vida sigue siendo un todo, sigue siendo lo<br />

que es, e incluso la muerte permanece intacta, no son intercambiables, no son comparables.<br />

Nunca se funden, son inconfundibles.<br />

11.13. (El Maestro dijo): estas palabras no están en el texto original; la mayoría de los<br />

comentaristas creen que fueron interpoladas accidentalmente. Algunos consideran que este<br />

pasaje debería formar una sección independiente y no leerse como la continuación de este<br />

pasaje 11.13.<br />

Un hombre como Zilu...: la afirmación de <strong>Confucio</strong> fue profética: Zilu tuvo una muerte<br />

violenta durante las luchas de sucesión del estado de Wei (480 a. de C.).<br />

11.14. El Gran Tesoro: este edificio había sido utilizado como una base defensiva por el<br />

soberano de Lu, contra las ambiciosas intrigas de la familia Ji. La pregunta de Min Ziqian<br />

expresaba de una forma indirecta y simbólica la determinación de apoyar realmente la<br />

legítima autoridad del duque de Lu.<br />

11.15. ¿Qué clase de música está tocando Zilu?: literalmente: «¿Qué está haciendo la<br />

cítara de Zilu dentro de mi casa?» El Maestro no pone reparos a la presencia de la cítara de<br />

Zilu, sino a los aires marciales e inapropiados que Zilu está tocando.<br />

Zilu ha subido hasta el atrio, pero todavía no ha entrado en la cámara: Zilu está en el

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