Nuestra palabra tiene crédito - Ministerio de Desarrollo Social

140.- Primer Congreso Latinoamericano de Microcrédito
Otra de las acciones implementadas desde el
Estado, como complemento de la Asignación
Universal por Hijo, es la puesta en marcha de
la utilización de una tarjeta que brinda el propio
Estado con fondos para la adquisición de
alimentos. La misma dota a 1.700.000 familias
de la capacidad de decisión a la hora de consumir.
Asimismo, cabe remarcar la existencia de
3.500.000 huertas dedicadas a la producción
de alimentos destinadas al autoconsumo y cuyo
excedente es orientado a la comercialización.
Todas estas líneas de trabajo cobran importancia
en el marco de la valorización de la
soberanía alimentaria, que comprende a familias
de productores y a organizaciones campesinas,
constituyendo más del 66% de los
establecimientos con una superficie mayor
a los 23.000.000 de has. Se calcula que más
del 20% del valor bruto de la producción y el
36% del volumen de los cultivos intensivos es
producido por el sector. Estos datos son resignificados
por la dinámica que adquieren estas
familias y sus organizaciones en los territorios,
desde un rol estratégico: asegurar los alimentos
en el mercado interno, no solo por una
definición económica, sino por la reactivación
local de los territorios.
A nivel de la región latinoamericana, el caso
Brasilero se convierte en un hito en la producción
de alimentos con una política de Estado
que la sostiene. En 8 años, llegaron a 8.000.000
de agricultores familiares campesinos y muchos
pueblos indígenas organizados (antes
eran 4.000.000) que producen alimentos. Hoy
este sector produce el 70% de los alimentos de
Brasil, con alrededor de 190.000.000 de habitantes,
cuando años atrás producían el 24%.
La agricultura familiar produce 30 veces más
mano de obra laboral rural que lo que produce
una empresa sojera de 1.000 has.
En el desarrollo del sector se destaca el acompañamiento
de 2 líneas de financiamiento:
PRONAF, Programa Nacional de
Fortalecimiento de la Agricultura Familiar:
contempla el otorgamiento de
microcréditos para la producción.
Programa Mínha Casa Minha Vida:
financiamiento de vivienda rural.
Perspectivas de desarrollo
Sobre este punto surge la necesidad de pensar
el tema desde una visión latinoamericana,
para ir afianzando lazos, construyendo conocimientos
entre la sociedad civil y el Estado,
que deriven en una propuesta alimentaria nacional
y latinoamericana con eje en la sustentabilidad
y la justicia social, con responsabilidad
intergeneracional. Desde este marco, se
entiende el posicionamiento hacia el mundo,
con este valor esencial de ser productores de
alimentos, “pensando primero en los argentinos,
después en los latinoamericanos, y finalmente
para el resto del mundo”.
Algunas conclusiones
Es posible advertir lo siguiente:
Las organizaciones de la economía
social nacen mayormente como
respuesta necesaria a las políticas neoliberales,
pasando de la resistencia al
fortalecimiento y la propuesta.
Se destaca con fuerza discursiva y
concreción desde la política gubernamental
y desde las bases, el concepto
de soberanía alimentaria.
Aparece fuertemente la idea de
una producción destinada ya no al
gran mercado internacional sino a
garantizar la alimentación del pueblo
latinoamericano con alimentos de calidad,
variados y sanos.
La relación Estado-sociedad civil,
en esta etapa está signada por una
construcción conjunta y una búsqueda
constante para dar respuesta a través de
alternativas distintas, innovadoras, a los
problemas estructurales que presenta el
sector de la agricultura familiar.