Nuestra palabra tiene crédito - Ministerio de Desarrollo Social
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lar. Des<strong>de</strong> esa perspectiva, romper con la lógica<br />
<strong>de</strong>l intercambio y <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong>sigual,<br />
<strong>de</strong> las condiciones <strong>de</strong> explotación neocolonial<br />
externa como también interna como cuando<br />
se dan conflictos entre la ciudad y el campo,<br />
entre la capital y la provincia.<br />
El trabajo que realizan las mujeres con los niños<br />
y la economía <strong>de</strong>l cuidado <strong>de</strong> la familia,<br />
<strong>de</strong> la comunidad, <strong>de</strong> los ancianos o adultos<br />
mayores, no es valorada por el mercado. Es<br />
invisibilizada y silenciada por el mismo. Esa<br />
energía social gigantesca, se convierte en un<br />
subsidio fenomenal que se transmite a través<br />
<strong>de</strong> los salarios bajos y <strong>de</strong> lo precios bajos <strong>de</strong> los<br />
productos hacia el gran capital transnacional.<br />
Y en una época <strong>de</strong> crisis, se ajustan las tuercas<br />
y termina produciendo más tensión <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />
las familias, con el <strong>de</strong>squite <strong>de</strong> las iras, <strong>de</strong> las<br />
ansieda<strong>de</strong>s, <strong>de</strong> las angustias que provoca la explotación<br />
en la economía “formal y <strong>de</strong> mercado”<br />
contra los hijos y contra las mujeres, en el<br />
<strong>de</strong>terioro <strong>de</strong> la calidad <strong>de</strong> vida <strong>de</strong> las familias<br />
<strong>de</strong> los que menos <strong>tiene</strong>n. Son quienes terminan<br />
siendo la piedra <strong>de</strong> toque <strong>de</strong>l funcionamiento<br />
<strong>de</strong>l sistema y <strong>de</strong> las leyes <strong>de</strong>l capital.<br />
Por último, se necesita como condición básica,<br />
reitero, una nueva arquitectura regional. El<br />
capitalismo <strong>de</strong>l siglo XXI no da espacio para<br />
soluciones <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los pequeños Estados nacionales:<br />
El sueño <strong>de</strong>l bicentenario, el sueño <strong>de</strong><br />
los libertadores <strong>de</strong> la Patria Gran<strong>de</strong> es ahora<br />
una condición urgente e indispensable para<br />
un <strong>de</strong>sarrollo alternativo. Se requieren condi-<br />
<strong>Nuestra</strong> <strong>palabra</strong> <strong>tiene</strong> <strong>crédito</strong><br />
37.-<br />
ciones efectivas y eficientes que permitan que<br />
ese sueño se convierta en una realidad, con<br />
una banca <strong>de</strong> <strong>de</strong>sarrollo <strong>de</strong> nuevo tipo, que<br />
permita construir esa soberanía supranacional<br />
y establecer un sistema <strong>de</strong> compensación <strong>de</strong><br />
pagos sobre la base <strong>de</strong>l cual se establezca una<br />
moneda muy distinta <strong>de</strong> la construcción neoliberal<br />
<strong>de</strong>l euro en Europa y que convierta a<br />
la moneda en un instrumento <strong>de</strong> validación<br />
<strong>de</strong>l trabajo popular. Se necesita una red <strong>de</strong><br />
<strong>de</strong>fensa, un blindaje <strong>de</strong> las economías latinoamericanas<br />
frente a los embates <strong>de</strong> la economía<br />
internacional y <strong>de</strong> los po<strong>de</strong>res especulativos<br />
que pue<strong>de</strong>n provocar una crisis como las que<br />
ya hemos sufrido en Argentina y en otros países<br />
<strong>de</strong>l continente. El po<strong>de</strong>r que fue entregado<br />
a los grupos financieros transnacionales y<br />
que, hoy por hoy, nos <strong>tiene</strong> secuestrados con<br />
la obligación <strong>de</strong> acumular reservas monetarias<br />
internacionales gigantescas por temor a que<br />
en cualquier momento nos golpeen esos intereses,<br />
hay que recuperarlo.<br />
Bolivia <strong>tiene</strong> más <strong>de</strong>l 50% <strong>de</strong> su producto interno<br />
bruto sacrificado solo por miedo a que<br />
haya ese golpe. América Latina <strong>tiene</strong> 550 mil<br />
millones <strong>de</strong> dólares que no pue<strong>de</strong> utilizar en<br />
proyectos sociales, en inversión productiva,<br />
en escuelas, colegios u hospitales por miedo a<br />
que los ataques especulativos la vuelvan a golpear.<br />
En ese sentido el Banco <strong>de</strong>l Sur, como alternativa<br />
<strong>de</strong>l FMI, y el Sucre, se convierten en<br />
elementos centrales para un nuevo horizonte<br />
en América latina.