Nuestra palabra tiene crédito - Ministerio de Desarrollo Social

68.- Primer Congreso Latinoamericano de Microcrédito
aumento de los ingresos que permita mejorar
las condiciones de vida de las familias involucradas
constituye un desafío tanto para las
políticas públicas como para los esfuerzos privados
de toda la región.
Las estrategias de atenCión
aL seCtor de autoemPLeo
En la región, las estrategias de microcrédito comienzan
en algunos países a mediados de los
años 70. Fueron pioneros los trabajos de Víctor
Tokman23 con relación a la descripción y características
del sector de autoempleo precario.
Sobre las mismas, se diseñaron los programas
de microcrédito que por ese entonces atendían
las carencias propias de dicho sector. En efecto,
un grupo de banqueros de Boston (hoy Acción
Internacional) vislumbró un nicho de mercado
en la economía informal en América Latina y
se dedicó a practicar, junto a la Fundación Carbajal
de Colombia, metodologías que remplazaran
las garantías reales de las cuales carecían
los autoempleados. Allí se origina el grupo solidario
que luego se difunde por toda la región.
Otro americano, John Hatch24 , ensayó metodologías
con un rol mucho más participativo de los
usuarios de los créditos pero sin perder el carácter
piramidal entre los usuarios y las entidades
promotoras. Nos referimos a la metodología de
bancos comunales, hoy de gran difusión y aplicación
en países de la región. Al mismo tiempo,
Muhamad Yunus, en Bangladesh comienza lo
que será la más conocida experiencia de microcrédito
en el mundo: el Graneen Bank25 .
En Argentina, las estrategias de atención al
sector de autoempleo precario empiezan a
principio de la década del noventa, orientadas
principalmente a proveer de pequeños crédi-
23 V. Tokman, Pobreza y desigualdad en América Latina,
Ed. Paidos, Chile, 1985.
24 FINCA Internacional: “Village Banking: Credit for
Change”, www.villagebanking.org. 2000.
Ghate, P. B. (1988): “Informal credit markets in Asian developing
countries”,
25 M. Yunus, Hacia un mundo sin pobreza, Editorial Andrés
Bello, Barcelona 1998.
tos a las unidades de autoempleo excluidas
del sistema financiero formal. Como ya se ha
mencionado anteriormente, una de las dificultades
esenciales de este sector es la ausencia
de garantías reales que exigen los bancos
para otorgar crédito. Se aseguraba entonces
que, por carecer de operatorias de microcrédito
que atiendan la demanda del sector, las
personas del sector de la economía informal
debían recurrir a la banca usurera, siempre
predispuesta a atender este tipo de mercado.
Efectivamente, desde el inicio de la aplicación
del microcrédito en Argentina hasta mediados
de la década del 2000, en general, salvo algunas
excepciones 26 , predominaba la visión del
microcrédito comercial, constituyendo en la
región y en muchos países del mundo, lo que
se conoce como la industria de las microfinanzas.
El eje central de este enfoque parte de la
premisa que los pobres subsidien su propio
desarrollo y que la presencia del Estado solo
entorpece las relaciones entre la oferta y la demanda
de microcrédito. En esa relación entre
oferta y demanda es donde se fija la tasa de
interés. Además, sostiene que los autoempleados
informales prefieren tener acceso al dinero
no importa a qué costo, es decir, que la tasa de
interés con que se gravan los microcréditos no
es sustancial. Con esta excusa, las tasas aplicadas
son, en la práctica, usureras.
Se señalan algunos aspectos sobre los cuales se
sustenta la visión de la industria de las microfinanzas
para poder así identificar algunos de sus
errores de concepción. Para empezar, entonces,
se observa la tasa de interés. La pregunta que se
debería responder es: ¿Deben y pueden pagar
los pobres las altas tasas de interés efectivas que
se les cobra por los microcréditos de acuerdo a
ese enfoque? El modelo de la industria de las
microfinanzas utiliza por lo menos tres argumentos
para responder afirmativamente. El
primero, se refiere a que en la medida que los
clientes vuelvan una y otra vez por nuevos créditos,
se demuestra que es mayor el beneficio
del préstamo obtenido que el costo que pagan
26 Por ejemplo la fundación Horizonte, Norte-Sur, SE-
DECA, CESS, entre otras.