Nuestra palabra tiene crédito - Ministerio de Desarrollo Social

150.- Primer Congreso Latinoamericano de Microcrédito
LAS ESTRATEgIAS
DE ATENCIóN AL
SECTOR RURAL
DESDE LOS
PROgRAmAS DE
mICROCRÉDITO
Solimar Medina Rivero (Fundación
Ciara- Capacitación e Innovación
para apoyar la Revolución Agraria),
Manuel Edepe (Fundación Banco
Provincia – Córdoba), Alfredo
Esteban (Fundación Nuevos Surcos),
Jacqueline Gómez, Gregorio
Martinera, Pedro Lopardo, Verónica
Ponce de León (Ministerio de
Ganadería, Agricultura y pesca de
Uruguay – Dirección de Desarrollo
Rural, Proyecto Uruguay Rural)
Las experiencias latinoamericanas en Venezuela
y Uruguay dan cuenta de la utilización
de las microcrofinanzas como una herramienta
para el desarrollo rural con el fin de incluir
a un sector que por sus características se presenta
como relegado. El Estado, entonces, se
hace presente con la participación de distintas
figuras organizativas cuyo propósito es propiciar
el empoderamiento de las comunidades y
la sensibilización e internalización de los valores
humanos como principio esencial para
el éxito. Este proceso es posible, no solamente
con el otorgamiento de recursos con el fin
de generar mayor bienestar, sino que implica
tomar conciencia sobre la importancia de la
capacitación integral en temas organizacionales,
gerenciales y de desarrollo, sensibilizando
a la vez en valores de honestidad, solidaridad,
compañerismo y compromiso. Es importante
además complementar la utilización de la
herramienta con habilidades y actitudes necesarias
para que la gente pueda adoptar buenas
prácticas del manejo del dinero comprendiendo
el circuito de generación de ingresos, gastos,
ahorro, endeudamiento e inversión.
Las experiencias permiten la participación del
colectivo y con ello la incorporación al ámbito
económico financiero de quienes eran excluidos
tradicionalmente.
En Argentina, las experiencias exhiben un
nuevo modelo de gestión que se basa en la
construcción conjunta, consensuada, y en la
articulación con las instituciones tanto a nivel
político como operativo en el accionar en terreno
de distintas zonas acompañado de una
visión de la Economía Social que entiende al
sujeto como actor protagonista de su propio
desarrollo y como principal agente de transformación
social. Su posibilidad de cambio
radica en la capacidad de movilizarse con
sensibilidad, imaginación, voluntad y talento
intelectual en un esfuerzo que se extiende desde
el desarrollo personal al desarrollo social,
con miras a cubrir sus necesidades legítimas
individuales y sociales. El sujeto canaliza y
desarrolla sus aptitudes, capacidades y potencialidades
a través de su trabajo. Por lo tanto,
éste constituye mucho más que un factor de
producción. El trabajo no es un recurso sino
un generador de recursos.
El aporte del microcrédito como herramienta
para el desarrollo de la economía social permite
acompañar y potenciar todas las acciones
en pro del desarrollo de la persona y a su vez
considerar al trabajo como eje de la promoción
de la persona, su familia y la sociedad
que lo rodea, logrando articular territorialmente
otros actores, tanto gubernamentales
como no gubernamentales fomentando la
gestión asociada.
La inclusión social es el eje fundamental del
microcrédito, en el marco de una economía
social con valores y principios, con prácticas
de gestión diferenciadas y su institucionalización
con normativas y apoyo desde un Estado
presente que fortalece procesos de desarrollo
en las comunidades.