Nuestra palabra tiene crédito - Ministerio de Desarrollo Social

mICROCRÉDITO
PARA EL
DESARROLLO DE
LA ECONOmÍA
SOCIAL y
SOLIDARIA: UNA
hERRAmIENTA DE
ORgANIzACIóN
POPULAR PARA LA
DISTRIBUCIóN DE
LA RIqUEzA
Alberto Gandulfo 7
eL ProbLema no es La
Pobreza. es La riqueza
ConCentrada
La concentración económica es el principal
problema de nuestro tiempo y en medio de
semejante crisis mundial, amenaza con profundizarse
generando nuevamente mayor desocupación
y exclusión social. La sostenida alza
en los precios de los alimentos y del petróleo a
nivel internacional, en el marco de la disputa
no resuelta por el predominio del nuevo orden
económico mundial (¿fin de la dolarización?,
¿Crisis de sobreproducción? ¿Un nuevo patrón
de acumulación?), junto a la creciente posibilidad
de un conflicto bélico internacional (Corea
del Norte, norte del África), atentan contra las
conquistas sociales alcanzadas en los últimos
años por los países latinoamericanos.
Ante este conflictivo escenario mundial, cobra
mayor relevancia el No al ALCA (Acuerdo de
7 Coordinador General de la Comisión Nacional de Microcrédito
(CONAMI), Ministerio de Desarrollo Social de Argentina.
Nuestra palabra tiene crédito
39.-
Libre Comercio de las Américas) del 2005.
Haber desbaratado la estrategia continental
norteamericana y sostenido políticas públicas
soberanas centradas en el desarrollo endógeno,
basadas en la producción y el trabajo,
priorizando el mercado interno con iniciativas
distributivas que favorecen el consumo popular
(Asignación Universal por Hijo -AUH- en
Argentina, Bolsa Familia en Brasil); más los
firmes lazos solidarios de cooperación entre
naciones hermanas (respetando los diferentes
posicionamientos ideológicos de los gobiernos),
han permitido romper con las llamadas
“relaciones carnales” y la hegemonía política
del poder concentrado de los años ´90. En definitiva,
América Latina muestra firmeza para
enfrentar la peor crisis mundial de la historia
de la humanidad, con políticas soberanas y estrategia
regional.
Por eso es tan necesario acelerar el proceso de
integración regional como avanzar en la distribución
de la riqueza. Ser protagonistas con
UNASUR para no ser meros observadores de
la disputa por el nuevo orden internacional.
Avanzar con medidas de demanda sostenida
para sostener los niveles de actividad económica
y de empleo, el crecimiento con superávit
fiscal y balanza comercial favorable que
tienen su correlato en la disminución de todos
los índices de pobreza y exclusión social.
Pero a pesar de verificar todos estos avances, es
preciso reconocer que el momento histórico requiere
de una mayor profundización del modelo
de desarrollo económico con inclusión social
impulsado por los diferentes gobiernos nacionales
y populares latinoamericanos. Iniciativas
como la creación del Banco del Sur (último
acto público del Gobierno de Néstor Kirchner)
no pueden demorarse más. Es inminente la
necesidad de generar una arquitectura financiera
soberana, adecuada a las posibilidades y
necesidades latinoamericanas (a la manera del
planteo que realiza Pedro Páez de Ecuador),
que posibiliten, por ejemplo, avanzar en el desarrollo
de estrategias regionales para la soberanía
alimentaria y del hábitat popular.
Para continuar en el proceso de integración