Nuestra palabra tiene crédito - Ministerio de Desarrollo Social

eConomía soCiaL
En orden a rescatar al microcrédito de las
fauces del mito del libre mercado y trabajarlo
desde el marco de la Economía Social, la Dra.
Alicia Kirchner, en el período en que fue senadora,
logró que se sancionara la ley 26117
de “Promoción del Microcrédito para el desarrollo
de la Economía Social”. Esta Ley no es
simplemente una ley de microcrédito sino que
brinda un marco realmente transformador y
revolucionario en el escenario de la construcción
de la Economía Social. Y es el paradigma
en el que se intenta caminar paso a paso, con
contradicciones, lentamente, pero sin pausa.
Dentro de este nuevo paradigma que se propone
desde el Estado, la Economía Social supone
la función indelegable del mismo en la
regulación y acompañamiento de las prácticas
de microcrédito que se realizan en las organizaciones
sociales.
Cuando se habla de Economía Social, se
hace referencia al mejoramiento de la calidad
de vida ampliada, que supone la
centralidad del trabajo y de la persona; el
consumo y la producción responsable que
implica el cuidado del medio ambiente; el
respeto de las formas de producción local
y la incorporación de los valores locales; la
producción, la comercialización y el consumo
organizado que lleven al desarrollo del
autoconsumo y la soberanía alimentaria.
Claramente, en contraposición con los objetivos
del neoliberalismo, la Economía Social
genera riqueza buscando ante todo satisfacer
las necesidades sociales, y requiere un buen
manejo de los recursos. Genera un clima de
solidaridad en la producción de una ganancia
o excedente socialmente necesario, que en
ningún caso podrá destinarse a enriquecer a
unos con el producto del trabajo de otros.
Es una Economía Social que se orienta a atender
todas las necesidades y posibilidades de las
personas y potenciar sus capacidades y habilidades,
individuales y en conjunto, para lograr
mejorar la calidad de vida de cada persona y
de su comunidad, lo cual sólo es posible si se
garantiza una Patria justa, libre y soberana.
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Se trata entonces de una búsqueda de formas
de “hacer economía” (producir, distribuir la
ganancia y organizar el consumo) alternativa a
la economía del libre mercado, donde el acento
está puesto en las personas, su comunidad y
la tierra donde viven, con sus particularidades
y riqueza. Se trata de generar ingresos para las
familias, no sólo desde “lo monetario”, sino
mediante otras acciones de intercambio de
productos y servicios, como el trueque, comedores
comunitarios, mutuales barriales, entre
otras experiencias.
Se trabaja por una nueva Economía que crece
en la cooperación y la solidaridad, tanto entre
los productores, como entre éstos y quienes
consumen. Por eso, se nutre y a la vez multiplica
valores como la justicia, honestidad,
responsabilidad, igualdad, y solidaridad.
Esto es Economía Social y si el microcrédito no
está en el marco de esa idea, de ese paradigma,
será solo pan para hoy y hambre para mañana.
estado Presente y
Promotor
La segunda dimensión de este nuevo paradigma,
es un Estado presente y promotor. Es
decir, un Estado que no es un mero espectador.
En la época de la dictadura se decía que
había que achicar al Estado para agrandar a la
Patria. Ahora se afirma que el Estado tiene que
estar fortalecido, presente; y se hace desde este
nuevo modelo de gestión denominado “Gestión
asociada”: el Estado junto a las organizaciones
libres del pueblo. En esta construcción
en conjunto, se llevan adelante las políticas
de microcrédito. Cada uno desde el rol que le
compete. No se trata ni de autonomía, ni de
dependencia, ya sea del Estado para con las
organizaciones o las organizaciones para con el
Estado. Se trata claramente de interdependencia,
de enriquecimiento mutuo y construcción
colectiva del Proyecto Nacional y Popular. No
es casual que la Dra. Alicia Kirchner, en la Ley
26117 plantea: “serán consideradas instituciones
de microcrédito, las asociaciones sin fines
de lucro, asociaciones civiles, cooperativas,