menores vulnerables: desprotección y responsabilidad penal - ceesg

Problemas detectados.
“San José de Calasánz” ha sido el único centro de los visitados de la provincia de
A Coruña cuyos responsables han valorado de forma positiva la labor desarrollada por el
equipo de menores de dicha provincia respecto a la coordinación del mismo con el equipo
educativo del centro y la relación personal que dicho equipo mantiene con los menores
mediante visitas al centro al final de cada trimestre. También se valora positivamente el
trabajo en el propio centro, una tarde a la semana, de la psicóloga itinerante del equipo de
menores así como el seguimiento que el mencionado equipo efectúa con las familias de los
menores mientras permanecen en el centro, debiendo significarse el que la sede del equipo
de menores está próxima.
A pesar de la buena valoración antedicha han de señalarse dos quejas comunes a
otros centros residenciales. La primera se refiere a la escasa documentación que se aporta
al centro en el momento en que se produce el ingreso de un menor, demorando sobre una
semana el envío de la documentación reglamentaria completa. La segunda queja hace
mención a la escasa información que el equipo de menores da al equipo educativo del
centro sobre la situación del menor (personal y socio–familiar) echando en falta
valoraciones al respecto de otros profesionales y de los servicios sociales de base.
Otros problemas que hemos podido detectar de “San José de Calasánz” son los
habituales de los centros de menores. Así, nos encontramos con que la intervención con la
familia del menor no ocupa un lugar privilegiado en el trabajo del centro ni del equipo de
menores, a pesar de ser imprescindible si se quiere conseguir mejorar las condiciones
familiares para mantener al menor en la familia (programas de atención de día), o si se
pretende lograr la reunificación familiar o el acogimiento o adopción del menor. Por otra
parte la clara identificación del gran edificio “San José de Calasanz” con un centro de
menores está en contradicción con la conveniencia que se tiene de que los menores
internados vivan en hogares o en centros lo más parecidos a entornos familiares.
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