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Zamora se inclina sobre una mesa cubierta con mapas y papeles, ante varios<br />
oficiales federales, y habla en términos precisos, cortantes, golpeando sobre<br />
los mapas:<br />
ZAMORA:<br />
-El enemigo tiene que reclutar a la fuerza. Nuestros<br />
hombres son voluntarios. Se acabaron las montoneras de<br />
caudillos. Creamos una milicia nacional. En quince días<br />
se nos unieron más de mil hombres. Ya requisamos<br />
cuatro naves, con doscientos marineros. Van a tratar de<br />
bloquearnos Puerto Cabello, Chichiriviche, el puerto de<br />
La Vela. ¡No harán más que desgastarse!<br />
Zamora se yergue, como desentumiendo los músculos, se saca la incómoda<br />
guerrera militar, la deja en el respaldo de una silla de cuero claveteado, queda<br />
sólo cubierto con una de las franelas de algodón crudo de mangas a medio<br />
antebrazo que los llaneros usan para que la tela no se enrede en las sogas, y se<br />
pasea impaciente de un extremo a otro de la mesa:<br />
ZAMORA:<br />
-El problema no es ganar la guerra. El pueblo ha<br />
ganado siempre las guerras, y ha perdido siempre la<br />
paz. Y así comienza otra guerra, y otra, por las<br />
mismas causas. La guerra es como la política: no es<br />
un fin, es un medio. Para ganar por siempre hay que<br />
eliminar el pago de alquiler por la tierra que se<br />
trabaja. Repartiremos los baldíos, pero no entre los<br />
ricos, sino entre los que los trabajan...<br />
ESCENA 16<br />
INTERIOR. DÍA. SALA DE LUJOSO HOTEL EN CURAZAO<br />
Generador de caracteres: Curazao, marzo de 1859<br />
Sala de un lujoso hotel en la isla. Lo ideal sería una terraza con vista al mar.<br />
Para marcar de una vez la locación y no insistir innecesariamente con el<br />
generador de caracteres, se puede usar un letrero que indique: “Curazao Inn”.<br />
Juan Crisóstomo Falcón, a quien hemos visto en escenas anteriores como<br />
político liberal, un cuarentón gordo, de pelo y bigotes lacios, con un bien<br />
cortado traje de hombre acomodado, abandona su acostumbrada actitud<br />
plácida mientras departe ante una pulida mesa, manojo de cartas en manos,<br />
con otros dos políticos bien vestidos, y con el joven Antonio Guzmán Blanco,