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Tras un tupido matorral, tirados sobre el suelo, Ezequiel Zamora y el Indio<br />
Rangel observan atentos el paso de una partida del ejército conservador,<br />
precedida por el teniente Julián Castro a caballo.<br />
INDIO RANGEL:<br />
-No conseguimos pertrechos. Dos veces cargamos contra el<br />
portón de la guarnición de Villa de Cura, y nos mataron<br />
como conejos.<br />
ZAMORA:<br />
-No hay que atacar al enemigo donde es fuerte, sino donde<br />
se quiere.<br />
La cámara se retira lentamente, dejando ver, también tirados contra el suelo,<br />
campesinos y llaneros de las guerrillas combinadas de Zamora y del Indio.<br />
Zamora toma la lanza de Gavilán, y la enasta cuidadosamente en la punta de<br />
una vara de palma alvarico.<br />
Zamora alza el brazo, y lo baja repentinamente.<br />
Los guerrilleros disparan con sus escasos y rudimentarios trabucos.<br />
ESCENA 34<br />
EXTERIOR. DÍA. CAMINO CAMPESINO BORDEADO DE<br />
MATORRALES<br />
La descarga hace caer varios soldados de la vanguardia, y siembra el pánico<br />
en los demás, que corren en diversas direcciones para cubrirse.<br />
El teniente frena su caballo, mira desesperado hacia las espesuras, y se les<br />
interpone a los soldados que buscan cubrirse:<br />
JULIÁN CASTRO:<br />
-¡No corran! ¡Formación! ¡Presenten armas!<br />
De la parte de atrás de la partida irrumpe un grupo de jinetes con lanzas,<br />
encabezado por Ezequiel Zamora, quien dando terribles gritos embiste al arma<br />
blanca contra la formación que empieza a desordenarse.<br />
El oficial, furioso, saca un largo revólver y dispara contra sus propios soldados<br />
que huyen.<br />
Zamora pasa junto a él como una exhalación.<br />
El oficial grita, espolea su caballo, huye y suelta su revólver, que rebota en el<br />
camino de tierra.<br />
Los soldaditos corren, tirando las armas.