Capitulo 1.pdf - Carpe Diem

matan a todos. Derraman el mar de sangre y después se
espantan de la gota.
ZAMORA:
-No podemos ser iguales a los oligarcas.
ESCENA 2
INTERIOR. DÍA. PEQUEÑA SALA DE CORTE MARCIAL
Abrupto corte a una salita semidesnuda con una silla donde Zamora sigue
sentado, acodado en el respaldo de una silla. Martín Espinoza esta tirado
sobre dos sillas, con su pierna herida apoyada en una de ellas, flanqueado por
dos soldaditos. Ante mesa están sentados tres oficiales liberales que ofician
de jueces.
La posición de Zamora y la de Espinoza en esta nueva locación es, en lo
posible, idéntica a las que tenían en el desordenado patio. Espinoza alza la
mirada y habla, con serenidad, como si contemplara de lejos la escena o ya la
hubiera previsto:
MARTÍN ESPINOZA:
-¡Mírate bien, Ezequiel! Tú eres quien te pareces cada vez
más a los oligarcas. Aceptas como Presidente a Falcón, un
inútil que no ha ganado una batalla, pero que es rico.
Soportas a Antoñito Guzmán, un patiquín oportunista,
porque su papá es un político que se transa con políticos.
Los oligarcas nos declararon la guerra a los pobres. Y la
guerra es una sola cosa: ¡Engrille!
A espaldas de Espinoza, un espejo refleja el rostro pálido de Zamora. Mientras
Espinoza habla, los tres oficiales liberales garrapatean con rasposas plumas de
ganso sobre cuartillas. Espinoza dice al fin, con infinito cansancio;
MARTÍN ESPINOZA:
-Ni que matara todos los godos del mundo podría llenar le
hueco que me dejaron en el pecho. No nací para rico. Me
cansé de matar.
El oficial sentado en el centro estampa un sello violentamente sobre una hoja,
la levanta a la altura de sus ojos, y disponiéndose a leer, carraspea.
ESCENA 3
EXTERIOR. DÍA. PLAZA DE SANTA INÉS