Capitulo 1.pdf - Carpe Diem

Disolvencia del papel del comunicado que arde en el suelo, a manos con
antorchas que queman un maizal y el techado de paja de un rancho.
Soldaditos empujan a culatazos a familias pobres apersogadas con cabestros
hacia las trochas que llevan a los poblados.
Llamaradas voraces.
Humaredas espesas de campos quemados y ranchos devastados llenan el cielo
de Güigüe.
ESCENA 39
INTERIOR. NOCHE. PATIO DE HACIENDA
En primer plano, Flores Calvareño y otros negros, atados, bañados en sangre
por sus heridas, son empujados violentamente contra el paredón del patio de
una casa de hacienda.
Flores Calvareño grita, desafiante hacia la cámara:
FLORES CALVAREÑO:
-¡Antes muerto que esclavo! ¡La tierra es de todos! ¡Nadie
es amo de nadie!
La cámara retrocede y deja ver los cañones de fusiles con bayonetas que
apuntan al pecho de los negros empujados contra el muro. El teniente Julián
Castro da la orden al pelotón
JULIÁN CASTRO:
-¡Disparen!
Relampagueante detonación.
Los fogonazos de los disparos van haciendo un efecto de estroboscopio, que
ilumina por segmentos la caída de Flores Calvareño y los esclavos insurrectos
al suelo, dejando largos rastros de sangre en el paredón.
ESCENA 40
INTERIOR. NOCHE. SALA EN RESIDENCIA DE PÁEZ
Las esclavas negras, sincronizadas como bailarinas, traen candelabros
encendidos desde los dos extremos de la sala.
Páez, ante el mapa de Codazzi, ahora tachonado de marcas, desgarraduras y de
cruces rojas. Lo escuchan dos oficiales oligarcas, y el amanuense, que se afana
anotando todo con su pluma de ganso. Atentos, dos ordenanzas llaneros, con
el uniforme de gala.
PÁEZ: