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Capitulo 1.pdf - Carpe Diem

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juntado en grupos secretos de cinco, con un jefe en la cabeza.<br />

Vengo de la parroquia San Juan, de hacer una unión con los<br />

sastres y otra con los albañiles. En Puerta de Caracas ya están<br />

organizadas las lavanderas y mujeres del servicio doméstico.<br />

Tenemos gentes en el mercado. Ahora hay que organizar a los<br />

peones y vegueros en las Adjuntas, Mariches, Tazón, La<br />

Rinconada...<br />

El Negro Mendigo lleva una lezna ante sus ojos, y comprueba<br />

minuciosamente el filo colocándola de frente y de perfil.<br />

ESCENA 45<br />

EXTERIOR. DÍA. CALLE DE CARACAS<br />

Un petimetre conservador, bastón de estoque en ristre, atisba por el borde de<br />

una esquina.<br />

Zamora, en su sencillo traje de citadino, dobla la esquina.<br />

Ocho petimetres conservadores, bastones de estoque en mano, le cierran el<br />

paso.<br />

Uno de ellos le pone la punta de un bastón en el pecho.<br />

PETIMETRE I:<br />

-Las aceras son para la gente.<br />

Con expresiones desafiantes, varios de ellos desenfundan las hojas metálicas<br />

de los bastones, mientras lo van rodeando.<br />

Otro entreabre su casaca, dejando ver la cacha de un revólver.<br />

Zamora los contempla inexpresivo.<br />

De repente, con velocidad fulminante, arrebata el bastón al más próximo, y<br />

golpea al que está a su lado en la mano, forzándolo a soltar el estoque.<br />

Por un instante, los contendores se contemplan, midiéndose.<br />

Empieza a sonar, en Off, la música de “La batalla” del Tamunangue.<br />

Zamora sonríe, alentado por la música que parecería resonar en su cabeza, y<br />

barre el suelo ante sí con la punta del bastón.<br />

Siguiendo las figuras del Tamunange, revolviéndose con su proverbial<br />

agilidad de esgrimista, Zamora golpea en la mano al petimetre que esgrime el<br />

revólver, y a garrotazos va desarmando, tendiendo en la acera o poniendo en<br />

fuga a los provocadores, no sin recibir varios golpes que le desarreglan la ropa<br />

y el peinado y le arrancan un hilo de sangre en la frente.<br />

Por la esquina dobla la misma bella joven vestida de negro con la cual se<br />

encontró luego de brindar con el Mendigo Negro y con Gaspers. Ésta viene,<br />

como en aquella ocasión, con un misal negro, y con una madura dama de<br />

compañía.

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