Capitulo 1.pdf - Carpe Diem

Santos Michelena se recuesta en una silla, tocándose tembloroso una herida de
arma blanca en un costado.
Silverio Galárraga esgrime un trabuco y lo pone en el pecho del doctor
Francisco Díaz, mientras le grita:
GALARRAGA:
-¡Tú me sentenciaste a muerte! ¿Recuerdas? Ahora,
prepárate a morir.
De repente, los contendores miran hacia la puerta, y la violencia cesa como
por arte de magia.
El presidente José Tadeo Monagas, sereno, acompañado de dos edecanes,
entra por la puerta de la casona del Congreso, mira la sala revuelta, el suelo
alfombrado de papeles y los hombres del pueblo y diputados que yacen en el
suelo o se asen la cabeza, y suspira.
La gente del pueblo va retirándose, con la mirada clavada en el Presidente,
quien los mira marcharse sin decir nada. Golpeados o simplemente asustados,
sentados en el suelo o tendidos, los diputados oligarcas gimen, gritan,
muestran los puños cerrados a la gente del pueblo que deja el recinto.
ESCENA 24
INTERIOR. NOCHE. SALA DE SESIONES EN LA CASA DEL
CONGRESO
El presidente José Tadeo Monagas y algunos ministros de su gabinete,
reunidos en la Sala del Congreso que fue escenario de los sucesos, y que
todavía es un caos de sillas volcadas, mesas patas arriba, papeles
desparramados, manchas de tinta y ocasionales manchones de sangre .
En el fondo, casi fuera de foco, la misma mujer del pueblo que arremetió a
escobazos contra Juan Vicente González barre pacientemente con la misma
escoba las partes del suelo que no están cubiertas de papeles, infolios o sillas
derribadas.
MONAGAS: