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En comitiva cabalgan un oficial, tres soldados con fusiles y un escribiente de<br />
Tribunal con incómoda levita, chaleco y sombrero de ciudad, que los sigue a<br />
duras penas en una mula, secándose el sudor con un mugriento pañuelo.<br />
Para el momento, el uniforme de la tropa se compone de blusa y pantalón<br />
blancos, muy sueltos, con fornitura y cartuchera negras de cuero, y kepis, a<br />
veces con una cobija enrollada atada al tórax, que los jinetes prefieren atar a la<br />
parte posterior de la silla. El calzado es usualmente de alpargatas. Este<br />
uniforme será el usual posteriormente para ambos bandos durante la Guerra<br />
Federal.<br />
Para el momento, los oficiales conservan el uniforme que se adoptó hacia<br />
finales de la Guerra de Independencia: casaca y pantalón azul, chacó de suela<br />
negra, fornitura y polainas negras. Cada oficial lleva las insignias de su grado,<br />
y usualmente porta un sable.<br />
Salvo algún kepis y una ocasional insignia o correaje, por sus disparejas<br />
armas, sus desarregladas y desgastadas ropas y su catadura los recién llegados<br />
parecen una partida de salteadores.<br />
Casi instintivamente, los llaneros que siguen a Zamora y Gaspers están a<br />
punto de espolear sus caballos.<br />
Zamora alza la mano y los detiene con un gesto, adelantándose al encuentro de<br />
la comisión.<br />
OFICIAL:(Extendiendo la mano)<br />
-¡El peaje!<br />
ZAMORA:<br />
-¿Qué peaje, si aquí no hay camino?<br />
OFICIAL:<br />
-Ahí mismito está un límite entre Estados. Lo acaba de<br />
pisar.<br />
GASPERS:<br />
-¿No sabes, Ezequiel, que en Venezuela hay que pagar<br />
peaje para pasar de Venezuela a Venezuela?<br />
Con el ceño fruncido, Zamora saca monedas de su escarcela y va poniendo en<br />
la mano del Oficial, hasta que éste parece quedar contento.<br />
OFICIAL:<br />
-Quién es usted y dónde se dirige.<br />
ZAMORA:<br />
-Ezequiel Zamora, comerciante en ganados. Le llevamos<br />
este arreo al que lo compró, Matías Araure, “Gavilán”.<br />
El escribiente se une por fin al resto de la comisión, se pasa el pañuelo<br />
arrugado por la frente sudorosa, saca un legajo escrito en papel sellado de la<br />
época, y dice, señalando las reses: