Capitulo 1.pdf - Carpe Diem

la funda, se limpia el sudor de la frente con el dorso de la mano, se estira los
faldones de la guerrera, trata de recuperar el dominio sobre sí mismo, se
vuelve hacia el zaguán, y grita:
ANTONIO GUZMÁN BLANCO:
-¡Un francotirador enemigo mató a Ezequiel Zamora!
Al oír su grito, entran dos soldaditos: uno de ellos, que avanza fusil en mano,
es el sargento G. Mórón, que dos escenas antes aparecía como guardaespaldas
de Falcón, y que siguió a Guzmán Blanco. Guzmán cruza una mirada de
inteligencia con él, y ordena:
ANTONIO GUZMÁN BLANCO:
-Entiérrenlo.
El sargento G. Morón suelta un nuevo escupitajo de chimó antes de, ayudado
por el otro soldadito, arrojar el cuerpo de Zamora en el agujero cavado a toda
prisa para trinchera. Con las estropeadas palas, paletada tras paletada cubren
de tierra las manos donde luce el anillo de bodas, el sable empuñado, el rostro
ensangrentado. El otro soldado se limpia una lágrima con el dorso de la mano.
Guzmán grita:
ANTONIO GUZMÁN BLANCO:
-¡Pena de muerte para el que cuente que murió
Zamora! ¡Pena de muerte para el que diga dónde está
enterrado!
Las paletadas de tierra cubren el campo visual, y por superposición con la
próxima escena, se vuelven una polvareda que arrastra un viento de fuerza
descomunal.
ESCENA 34
EXTERIOR. DÍA. SABANA ABIERTA
Se disuelve una polvareda.
Primer plano de la cabeza de Viviana, de espaldas, mientras un ventarrón
sacude su cabellera.
Un torrente de hojas secas cubre por un instante sus espaldas.
La pequeña figura de Viviana camina hacia el horizonte en medio de una
llanura en la cual arrecia un ventarrón.
Efecto especial: Diversos efectos con lentes especiales hacen parecer que la
llanura se ensancha y crece a medida que la figura de Viviana sigue hacia el
horizonte.