Capitulo 1.pdf - Carpe Diem

En el camino se cruzan con negros harapientos, casi semidesnudos, que vagan
por las calles pidiendo limosna inútilmente.
Un mendigo negro viejo, descalzo, harapiento y encorvado le extiende la
mano.
Zamora, casi distraido, se busca en el bolsillo del chaleco para dar una
moneda como limosna.
De repente, repara en lo que está haciendo, tira al suelo el resto del legajo con
la propuesta rechazada, se registra los bolsillos, y en forma frenética y
destemplada empieza a acumular monedas en las manos del viejo pordiosero,
hasta que saca la cartera y vuelca el contenido en ellas, y tira con rabia las
últimas monedas y la cartera vacía al suelo.
Gaspers voltea sus bolsillos, consigue en ellos algunas monedas, y las ofrece
con humildad al grupo de negros y de niños que los rodea, y que está a punto
de empezar a pelearse, como en una piñata.
ZAMORA:
-Esta es… la libertad sin tierras. ¡Miseria!
El anciano mendigo negro, con el montón de monedas en la mano, lo mira
fijamente:
MENDIGO NEGRO:
-Nunca había tenido tanto dinero en mi vida… ¿Me
permite… convidarlo?
ESCENA 37
INTERIOR. DIA. PULPERÍA DE CARACAS
Acodados en la tabla que sirve de mostrador de una pulpería de Caracas,
Gaspers, Zamora, el viejo mendigo negro y otros negros harapientos departen
como viejos camaradas. El pulpero pregunta, fuera de cámara:
PULPERO:
-¿Qué quieren los señores?
GASPERS: (Irónicamente)
-Vino del Rin.
Aparece en cámara el brazo del pulpero que, sin mayor ceremonia, coloca ante
los clientes una garrafa de aguardiente de culebra, tapada con una tusa. El
mendigo negro toma un gran trago, con avidez, y con voz monótona cuenta: