Capitulo 1.pdf - Carpe Diem

un petimetre atildado, de frente despejada, con peinado y barba en punta
cuidadosamente arreglados, quien se abanica desdeñosamente con un par de
finos guantes blancos. Falcón se incorpora violentamente, agitando las cartas:
FALCÓN:
-¡Señores! ¡Estoy decidido a entenderme con el
dictador Julián Castro para que hagamos un arreglo y
la paz! ¡No estoy contento con la revolución de Coro
ni con la conducta de Zamora, que no consultó
conmigo ni con el Comité Político de Saint Thomas
para este alzamiento!
ESCENA 17
EXTERIOR. DÍA. CALLE DE LAS AFUERAS DE CORO
Zamora camina por una calle de Coro, con casas humildes, acompañado por
un llanero con lanza y por Gaspers. A su paso, hombres del pueblo, viejas,
niños, se agolpan para hablarle y tocarlo.
VIEJO:
-Dios lo bendiga.
NIÑO:
-¡La bendición, padrino!
ZAMORA:
-Dios lo bendiga.
Una vieja le entrega un desgastado escapulario.
VIEJA:
-¡El escapulario que salva de todas las balas! ¡Póngaselo y
no se lo quite nunca, niño Ezequiel!
Ezequiel sonríe, se quita el sombrero un instante y se pone el escapulario. Tras
de él, Gaspers sonríe también.
MUJER POBRE:
-¡Ezequiel! ¡Me robaron, niño Ezequiel!
Zamora se detiene, con el ceño fruncido:
ZAMORA:
-¿Y cómo es eso?
MUJER POBRE:
-¡Me robó todos los corotos, y hasta las gallinas!
La mujer señala a El Perro, uno de los jinetes de la partida de Martín
Espinoza. El guerrero todavía conserva su desapacible aspecto, arco terciado a