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Río de Hacha y el Mompós<br />
Digan, respiren por Dios<br />
Por quien gozan libertad<br />
MARAQUERO:<br />
Por él, como lo dirá<br />
Toda Colombia a una voz<br />
Y su muerte está clamando<br />
Ante los ojos de Dios<br />
Mientras suena la primera copla, Páez, melancólico, da vueltas a la<br />
punta de lanza de Gavilán, acariciándola y mirando los destellos que le<br />
arrancan las llamaradas de la hoguera.<br />
PÁEZ:<br />
-Gavilán, Gavilán... En la Guerra de Independencia...<br />
cuando yo entraba en batalla me daba como un ataque,<br />
como un síncope, y yo caía echando espuma bajo las patas<br />
de los caballos... Gavilán era el que no se despegaba de mí,<br />
y me cubría de los lanzazos cuando yo no sabía de mí... Y<br />
lo primero que yo veía después de la batalla era su cara y<br />
me decía: “Ganó, catire”... o me decía “Perdimos, catire,<br />
qué vaina, perdimos todo menos la vida”.<br />
Zamora mira hacia la oscuridad, impenetrable.<br />
ZAMORA:<br />
- Murió defendiendo las tierras que le dio la Patria.<br />
Páez clava la lanza en el suelo, mirando también en otra dirección.<br />
PÁEZ:<br />
-Ahora la Patria soy yo.<br />
Aumenta de intensidad la voz de cantante, que canta el viejo romance de la<br />
Guerra de Independencia.<br />
Un chorro de grasa disuelta cae de la carne asada a la hoguera, que revienta en<br />
una chispeante llamarada.<br />
PÁEZ:<br />
- Ahora la Patria es una sarta de bandoleros que asaltan en<br />
los caminos… Hace poco tuve que ir solo hasta la guarida<br />
de uno llamado Cisneros, que no dejaba tranquilo ganado