Capitulo 1.pdf - Carpe Diem

ESCENA 16
EXTERIOR. MAÑANA. ALREDEDORES DE EL TRAPICHE, EN
SANTA INÉS
Mientras resuena el “Golpe de Asamblea”, los soldados liberales siguen
huyendo a la carrera, en una fuga que se ha convertido en desbandada.
Los soldados del ejército oligarca avanzan por una trocha que corre en el
medio de una especie de valle que desciende hacia Santa Inés, y se detienen
ocasionalmente, para hacer nutridas descargas de fusilería.
Uno que otro soldado liberal cae, soltando el fusil.
El contingente oligarca emprende una carrera triunfal hacia las casas de El
Trapiche, un conjunto de edificaciones y ranchos que rodea a una molienda de
caña en la vía hacia Santa Inés.
La caballería acelera su paso, la infantería la sigue con un alarido unánime.
Las unidades de artillería los siguen, arrastrando sus trepidantes cañones.
La cámara enfoca el creciente ritmo del trote de las patas de los caballos, de la
carrera de los infantes, de las traqueteantes ruedas de los cañones, sugiriendo
un avance cada vez más veloz e irresistible.
De repente, los zamoristas parapetados en El Trapiche abren un poderoso
fuego de fusilería desde ventanas, trincheras y tejados.
Las descargas diezman a los oligarcas. Éstos detienen su carrera, buscan
inútilmente cobijo en el campo con vegetación muy rala.
El viejo oficial de artillería Olegario Meneses ordena a sus hombres instalar
un cañón, verifica su posición y tira del percutor. El cañón dispara, dando un
retroceso. La bala zumba, ominosa.
El disparo levanta un surtidor de mampostería de uno de los muros de El
Trapiche.
Un disparo echa por tierra el caballo del general Pedro Ramos. Levantándose,
aturdido, parapetado tras su caballo que cocea tirado en el suelo, ordena:
PEDRO RAMOS:
-¡Que ataque la segunda división!... ¡Hay que
tomarles los parapetos!
Gritando para darse ánimo, los soldados de la segunda división del ejército
oligarca tratan de penetrar en las calles del pequeño grupo de edificaciones.
Nuevo trueno de los fusiles de los soldados del ejército liberal, parapetados
tras los muros El Trapiche.
La segunda división, al igual que de la primera, es diezmada por un sostenido
fuego, que detiene su empuje. Largos penachos de humo de pólvora nieblan la
escena.