Capitulo 1.pdf - Carpe Diem

-Antonio Guzmán Blanco.
De la penumbra surge el joven Antonio Guzmán Blanco, con un traje a la
moda y un deslumbrante chaleco todavía más esplendoroso que el de la escena
anterior. Falcón mira con envidia y quizá reprobación la elegancia del
petimetre, quien lo advierte y le dice, con un dejo de amargura:
ANTONIO GUZMÁN BLANCO:
-Los caraqueños se alimentan de apariencias. Hay que
darles de comer, aunque uno se muera de hambre.
Guzmán saca de la manga izquierda un pañuelo, se toca delicadamente la
nariz, vuelve a guardarlo, y se sienta altanero, enfatizando su desdén de dandy
hacia la escasa elegancia del porte del adiposo Falcón.
ANTONIO GUZMÁN BLANCO:
-Según sus instrucciones, visité todos los políticos liberales
de Caracas para pactar un acuerdo con los conservadores.
Pero mi padre Antonio Leocadio dice que los
conservadores no quieren arreglo mientras las gentes de
Zamora “No desmayen en sus propósitos malignos de hacer
las tierras comunes a punta de lanza”.
Desdeñoso, Antonio Guzmán Blanco marca las comillas de la última frase con
un gesto de los dedos índice y medio de ambas manos, y mira a Falcón con la
cabeza ladeada y las cejas alzadas, meneando uno de sus zapatos charolados
en forma impertinente.
ESCENA 19
EXTERIOR. NOCHE. EL PALITO
Generador de caracteres: El Palito, marzo de 1859.
Mientras avanza la acción, resuenan, en Off, las primeras estrofas del Himno
de la Federación. Se debe evitar toda versión exageradamente sinfónica o
rebuscada, prefiriendo la reciedumbre y la sencillez de interpretación, y una
orquestación de elemental banda militar. Si la longitud de las escenas lo hace
indispensable, se puede repetir alguna estrofa, o transformar el himno en
áspera música instrumental:
HIMNO DE LA FEDERACIÓN:
El cielo encapotado
Anuncia libertad