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Capitulo 1.pdf - Carpe Diem

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-Medio año lleva el Zamora en pleno corazón del país y no<br />

hemos podido agarrarlo. Dijeron que estaba muerto en El<br />

Limón, y sesenta días después nos destruye un cuerpo del<br />

ejército en Los Bagres.<br />

OFICIAL I:<br />

-Cuando lo buscamos se huye; cuando nos retiramos, ataca.<br />

JULIÁN CASTRO:<br />

-Siempre cuenta con el apoyo de los vecinos; siempre<br />

encuentra muchos dispuestos a seguirle.<br />

Páez frunce el ceño. La dureza paraliza su rostro.<br />

PÁEZ:<br />

-Esto ya no es un alzamiento. Es una guerra.<br />

Paseándose, dicta al amanuense:<br />

PÁEZ:<br />

-Pongan en La Victoria doscientos hombres de la milicia de<br />

reserva. Refuércenlos con doscientos más en Turmero.<br />

Formen compañías en Turmero y un campo volante que<br />

recorra el frente del Sur, por las montañas de Magdaleno,<br />

Tocorón y Castillo. Indíquenle al general Soublette que es<br />

indispensable destinar 800.000 pesos para esta<br />

movilización. Yo mismo salgo al mando de una fuerza de<br />

ochocientos hombres para La Cuesta de Las Mulas.<br />

Mientras habla, los llaneros le van ayudando a ponerse una incómoda<br />

guerrera de general, con profusos dorados, y el correaje del sable.<br />

El teniente Julián Castro le ofrece un aparatoso bicornio emplumado.<br />

Páez siente una evidente incomodidad al revestir aquellos arreos. Se pone el<br />

bicornio en varias formas, como si ensayara poses ante un espejo, se quita la<br />

ridícula prenda, la examina, y la tira sobre la mesa.<br />

ESCENA 41<br />

EXTERIOR. DÍA. CAMPO DE BATALLA DE PAGÜITO<br />

Primeros Planos de oficiales y soldados del ejército oligarca que ascienden<br />

trabajosamente una cumbre.<br />

Parapetado en las alturas, Zamora y los rebeldes asestan un mortífero fuego<br />

con sus escasos trabucos y fusiles.<br />

El Indio Rangel dispara su trabuco, voltea a ambos lados, y grita:<br />

INDIO RANGEL:<br />

-¡Se nos acabaron los cartuchos!<br />

ZAMORA:

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