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Rangel llega a la esquina, se asoma con cuidado, contempla una casa con un<br />
largo muro, ventanucos estrechos y alguna garita, vuelve a esconder la cabeza,<br />
y dice a sus seguidores.<br />
RANGEL:<br />
-Ahí está. La casa fuerte de Villa de Cura. Le tumbamos la<br />
puerta, entramos y lo demás es arma blanca.<br />
LLANERO:<br />
-¿Arma blanca contra fusiles?<br />
RANGEL:<br />
-Así no más. Así acabamos con el Taita Boves en Urica.<br />
Al otro lado de la calle, a la luz de un candil, se divisan dos centinelas frente a<br />
un gran portón cerrado.<br />
RANGEL:<br />
-Síganme los machos, carajo. ¡Muera la oligarquía!<br />
Rangel y sus seguidores se lanzan gritando a una suicida carga contra la casa<br />
fuerte, mientras empujan un carretón para estrellarlo contra el portón de ésta.<br />
Los dos centinelas disparan, y antes de poder cargar de nuevo son arrollados<br />
por la montonera de Rangel, que avanza y a su vez estrella el carretón contra<br />
el portón y trata de romperlo dando culatazos con dos o tres trabucos y golpes<br />
de azadón.<br />
De las ventanas adyacentes abren un cerrado fuego de fusilería contra los<br />
hombres de Rangel que, desamparados en medio de la calle, comienzan a caer.<br />
Rangel contesta con el único disparo de su trabuco, y vuelve a la carga,<br />
poseído de un coraje temerario:<br />
RANGEL:<br />
-¡A tumbar el portón, carajo! ¡Muera la oligarquía!<br />
Rangel y sus seguidores inician otra carga contra el portón, retiran algunos<br />
metros el estropeado carretón, y con un sobrehumano esfuerzo vuelven a<br />
estrellarlo.<br />
El portón trepida, a punto de ceder.<br />
Otra cortina de disparos desde garitas y ventanas diezma a los seguidores de<br />
Rangel, que al caer sueltan hoces, garrotes, lanzas.<br />
Uno de los llaneros grita, desde el otro extremo de la calle:<br />
LLANERO:<br />
-¡Viene un destacamento con refuerzos!