Capitulo 1.pdf - Carpe Diem

-¡A machete y lanza!
Los sublevados dejan sus posiciones y bajan a la carrera, gritando y
blandiendo machetes, lanzas, hoces.
El teniente Julián Castro ve venir la acometida, y gritando dispara su revólver
contra los atacantes.
Primeros planos de enfrentamientos de lanzas y machetes contra fusiles y
bayonetas.
Caen combatientes de lado y lado.
Zamora hace prodigios de esgrima con su sable, decorado en la vaina y la
empuñadura con el distintivo adorno metálico del sol.
El Indio Rangel recibe un balazo en el pecho, y cae malherido.
La firme cadencia de los disparos de la fusilería va diezmando a los
sublevados.
ESCENA 42
EXTERIOR. DÍA. CAMPO DE BATALLA DE PAGÜITO. ORILLA DE
RÍO
Zamora conduce a su castigada partida hasta romper el cerco del ejército
oligarca y llegar a la orilla de un río, donde la mayoría se salva arrojándose a
las aguas.
Zamora nada vigorosamente, y grita:
ZAMORA:
-¡Dispersarse! ¡Nos reunimos en el sitio convenido!
Zamora se zambulle, y sin soltar el fusil ni el sable que le cuelga de un
correaje, aflora, vuelve a zambullirse, entre varios guerrilleros que también
nadan, y uno que otro que se hunde, herido mortalmente por un disparo.
Primer plano de fusileros del ejército oligarca, que disparan a los fugitivos,
que se pierden tras una vuelta del río.
El teniente Julián Castro toma por el cabello al Indio Rangel, que está
moribundo de terribles heridas, alza un machete, y lo baja, dando terrible
golpe.
Un soldadito le ofrece un saco de sisal, el oficial, agachado, hace gesto de
meter algo en él, y después se yergue, alzando orgulloso, como un trofeo, el
saco ensangrentado, en el cual se balancea un bulto del tamaño de la cabeza
del Indio Rangel.