Capitulo 1.pdf - Carpe Diem

EXTERIOR. ATARDECER. AFUERAS DE SANTA INÉS
El brujo Tiburcio, jinete sobre un flaco caballo, con la larga cruz en la cual
ondula una banderola coronada por una hoja de metal afilado, mira con ojos
desorbitados la carnicería, y dice:
TIBURCIO:
-Dios murió... cuando murió el primer inocente...
A su lado, a pie, con el haz de chamizas a la espalda y una tapara sujeta con
una cuerda del hombro, Viviana contempla la carnicería, como sonámbula.
Tiburcio se quita la suntuosa capa del santo, con sus bordados dorados, y se la
pone al revés, de modo que queda por fuera y al descubierto un desastrado y
arrugado forro rojo.
Tiburcio arranca hacia la refriega, repitiendo, mientras la larga tira de tela de
la bandeleta atada a su cruz ondula:
TIBURCIO:
-El Diablo es Dios... es Dios... es Dios...
Viviana echa a andar calmadamente entre la batalla, sin prestar atención al
peligro.
ESCENA 25
EXTERIOR. ATARDECER. AFUERAS DE SANTA INÉS
El general Pedro Ramos avanza en su nuevo caballo a la cabeza del ejército
que huye.
PEDRO RAMOS:
-¡Aprovechen cuando anochezca, para escapar
en la sombra!
Con un gesto manda al corneta a tocar retirada.
El Perro, con el torso rojo bañado en sangre, le interpone su caballo y le
acierta un lanzazo.
Con el pecho ensangrentado, vacilando, el general se dobla sobre la silla y
empieza a caer, auxiliado por varios soldados de infantería que lo acompañan.
En los brazos de sus soldados, Pedro Ramos mira con angustia al sol,
esperando el crepúsculo para escapar entre las sombras.
EFECTO ESPECIAL: Por efecto especial, el sol cae sobre el horizonte como
acelerando su carrera, al mismo tiempo que la tiniebla se intensifica en forma
innatural.
ESCENA 26
EXTERIOR. ANOCHECER. AFUERAS DE SANTA INÉS