Capitulo 1.pdf - Carpe Diem

La flecha parte hacia la oscuridad, con un zumbido.
ESCENA 6
EXTERIOR. NOCHE. CALLE DEL PUEBLO DE RÍO VIEJO
Dos soldados, acurrucados, somnolientos, hacen incómoda guardia frente a
una hoguera alimentada por las astillas de los modestos muebles del poblado:
taburetes, tablas de mesa, patas de silla.
Uno de los soldados cae al suelo, atravesado por la flecha.
El otro soldado apenas puede exclamar:
SOLDADO:
-¿Qué...?
Otra flecha le atraviesa la garganta.
Desde la oscuridad de la calle avanza a la carrera Martín Espinoza, dando un
terrible alarido mientras esgrime el machete enastado.
Tras él, hierros en ristre, sus trece seguidores
ESCENA 7
EXTERIOR. AMANECER. PLAZOLETA DEL PUEBLO DE RÍO
VIEJO.
La alta cruz sin imagen en el centro de la plazoleta de Río Viejo.
Al pie de ella, formando un círculo como un pedestal, señalando con los
brazos abiertos en todas las direcciones, entre trapos desgarrados y manchones
de sangre yacen muertos los niños, niñas y mujeres del pueblo, más de una
docena. Junto a ellos, también muerto, un perro.
En la calle frente a la plazoleta, tres soldados muertos, tendidos entre charcos
de sangre, con flechas en el cuerpo. El resto, parados con la espalda contra las
paredes de bahareque, algunos heridos, con las manos en alto, vigilados por
seis de los seguidores de Espinoza, que les apuntan con las flechas preparadas
en los arcos.
Sentada en la tierra, Viviana acaricia el rostro exánime de la mujer de Martín
Espinoza. Tras la adolescente, un haz de chamizas atado con mecatillo, casi de
su tamaño.
Espinoza, con una rodilla en tierra y la larga vara con la punta de machete en
la mano, toca también el rostro de su mujer, se inclina hasta besarla, y luego
mira a Viviana.
ESPINOZA:
-¿Cómo te escapaste?