joaquín escriche martin - Centro de Estudios del Jiloca
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en ellas se enseña, es claro que para conseguirlo <strong>de</strong>berán poner en exercicio todo lo que<br />
está <strong>de</strong> su parte. Y que ¿se creerá que lo que se exige <strong>de</strong> su parte es superior á sus<br />
fuerzas?, lo es sin duda, ¿pero respecto <strong>de</strong> quienes?, <strong>de</strong> aquellos que sin vocacion, y<br />
una abnegacion absoluta <strong>de</strong> cuanto impi<strong>de</strong> la entrada al santuario <strong>de</strong> las ciencias,<br />
preten<strong>de</strong>n profanarle; pero no <strong>de</strong> aquellos que dispuestos á sacrificarlo todo por la<br />
ciencia, son los que solo tendran parte en tan alto honor. Estos experimentarán que una<br />
asistencia sin la mas pequeña interrupcion, una atencion sin quiebra <strong>de</strong> distraccion<br />
voluntaria, una incompatibilidad con todo lo que pueda distraerles <strong>de</strong>l estudio, y el<br />
tiempo necesario para la inteligencia <strong>de</strong> lo que diariamente se trate, al mismo tpo. que<br />
son las circunstancias que constituyen la constante aplicacion, son cosas <strong>de</strong> muy poco<br />
momento, respecto <strong>de</strong> las utilida<strong>de</strong>s que les produciran. ¿Y bien si los discipulos son <strong>de</strong><br />
esta clase, porque, se nos dira, exigir <strong>de</strong> ellos mas?, ¿a que fin pedirles una pru<strong>de</strong>nte<br />
docilidad?, por dos razones, la primera porque no basta estudiar, sino que es necesario<br />
saber estudiar, y á buen seguro que es esta <strong>de</strong> las cosas que menos influyen para su<br />
aprovechamiento, ¿y quien mejor que los profesores mismos podran dirigirle en esta<br />
parte?, pero para que á los muchos cargos que ya tienen añadan este, ¿que es<br />
necesario?, que en ellos adviertan ó <strong>de</strong>scubran las disposiciones necesarias para no<br />
<strong>de</strong>saprovechar sus dictamenes, esto es docilidad; y la segunda porque aunque es cierto<br />
que jamas <strong>de</strong>be un profesor exigir <strong>de</strong> sus discipulos que en lo que les enseña le creamos<br />
sobre su palabra, no obstante conviene que qdo. no entiendan una cosa <strong>de</strong>spues <strong>de</strong><br />
puestas todas las diligencias para ello asi <strong>de</strong> parte <strong>de</strong>l profesor como <strong>de</strong> la <strong>de</strong>l discipulo,<br />
<strong>de</strong>biera estar á lo que diga aquel hasta que en mejor coyuntura pueda enten<strong>de</strong>rlo.<br />
[Expuesto todo lo dicho, una enseñanza á cuya frente se halle un profesor <strong>de</strong>snudo <strong>de</strong><br />
las qualida<strong>de</strong>s dchas. y cuyos discipulos tambien carezcan] 16<br />
Aunque son muy pocos los que no convendrán conmigo, sobre las condiciones que<br />
acabo <strong>de</strong> señalar á los discipulos que quieran aprovechar y hacer progresos en las<br />
ciencias, serán no obstante muchos los que du<strong>de</strong>n sea posible que por mucho tpo.<br />
puedan seguir un camino tan penoso. Porque, diran estos, una tension tal como la dha.<br />
es capaz <strong>de</strong> romper la constancia misma, por otra parte añadirán, las dificulta<strong>de</strong>s que se<br />
ofrecen tan á menudo, son capaces <strong>de</strong> retraher á la misma animosidad. Estos y otros<br />
aun mas especiosos son los argumentos con que muchos <strong>de</strong>spues <strong>de</strong> engañarse á si<br />
mismos, procuran engañar á los <strong>de</strong>mas. Y sino digannos estos señores si lo saben; ¿<strong>de</strong><br />
cuanto son capaces las faculta<strong>de</strong>s intellectuales <strong>de</strong>l hombre?, seguro está que<br />
respondan nada que lo <strong>de</strong>termine. Quienes podrán respon<strong>de</strong>r alguna cosa que nos dé á<br />
conocer <strong>de</strong> lo que son capaces dchas. faculta<strong>de</strong>s intelectuales, son la necesidad, el<br />
honor, y el interes, estas madres fecundas <strong>de</strong> inventos, utiles muchos, y perjudiciales no<br />
pocos. Si á estas se las pregunta nos dirán, que en las ciencias <strong>de</strong> la jurisdiccion <strong>de</strong>l<br />
hombre, sus faculta<strong>de</strong>s no reconocen limites. Digan pues que quando <strong>de</strong>sisten <strong>de</strong>l<br />
estudio, mas bien su indolencia que falta <strong>de</strong> disposiones los <strong>de</strong>termina á una accion tan<br />
in<strong>de</strong>corosa. ¿Y que diremos <strong>de</strong> las dificulta<strong>de</strong>s tan <strong>de</strong>cantadas?, que sin ellas ni el<br />
placer, ni el honor que son el verda<strong>de</strong>ro premio <strong>de</strong> las fatigas con que se vencen<br />
<strong>de</strong>berían estimarse en nada. Por otra parte ¿quien sin una nota vergonzosa <strong>de</strong>be ignorar<br />
que las dificulta<strong>de</strong>s al mismo tpo. que irritan las pasiones, ponen en exercicio las<br />
gran<strong>de</strong>s virtu<strong>de</strong>s?. Concluyamos pues que semejantes argumentos son sofisterias<br />
16 Tachado todo el párrafo entre corchetes en el original.<br />
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