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joaquín escriche martin - Centro de Estudios del Jiloca

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Como un postrer canto <strong>de</strong> cisne, el capítulo final se <strong>de</strong>dica a narrar las celebraciones<br />

religiosas con las que los carlistas supervivientes honraron la memoria <strong>de</strong> sus antiguos<br />

compañeros que encontraron la muerte en el campo <strong>de</strong> batalla. Todo al hilo <strong>de</strong> la<br />

institución por Carlos VII en 1895, <strong>de</strong> la fecha <strong>de</strong>l 10 <strong>de</strong> marzo <strong>de</strong> cada año a tal fin.<br />

Epílogo<br />

Hasta aquí la relación <strong>de</strong> los principales sucesos históricos relativos a Daroca, a las<br />

tierras <strong>de</strong>l <strong>Jiloca</strong> y a sus gentes, que <strong>de</strong>sfilan por las páginas <strong>de</strong> El Guerrillero <strong>de</strong> Polo y<br />

Peyrolón. Hemos seguido las andanzas <strong>de</strong> Marco <strong>de</strong> Bello, <strong>de</strong> Florentino Polo, <strong>de</strong> los<br />

hermanos Calvo y <strong>de</strong> muchos otros personajes que salieron <strong>de</strong> nuestros pueblos. Hemos<br />

recogido asimismo noticias <strong>de</strong> primera mano <strong>de</strong> muchos sucesos ocurridos,<br />

especialmente, en la tercera guerra carlista. En este sentido el novelista ha sabido sacar<br />

partido al Diario <strong>de</strong> campaña <strong>de</strong> su hermano, que es por lo tanto fuente <strong>de</strong> noticias <strong>de</strong><br />

primera mano.<br />

Por otra parte ha sabido enriquecer el relato con una buena documentación histórica<br />

basada, principalmente, ya lo hemos dicho, en la Historia Contemporánea <strong>de</strong>l cronista<br />

Antonio Pirala. Por cierto nada sospechoso <strong>de</strong> parcialidad carlista.<br />

La estructura literaria <strong>de</strong> la novela nos parece bastante aceptable, acaso el <strong>de</strong>sarrollo<br />

<strong>de</strong> la trama argumental vaya a veces forzado por la rapi<strong>de</strong>z <strong>de</strong> los sucesos que se<br />

narran, en los que se solapa lo histórico y lo novelesco en dos planos claramente<br />

diferenciados. Acierta con el guiño final al canónigo recalcitrante <strong>de</strong>l comienzo, así como<br />

en el postrer homenaje al protagonista muerto en campaña, en el que sin duda flota la<br />

memoria tanto <strong>de</strong> su hermano Florentino como <strong>de</strong> Marco <strong>de</strong> Bello, ambos muertos ya<br />

entonces.<br />

Otra cosa es el <strong>de</strong>scuido en la redacción. Da la impresión <strong>de</strong> que algún repaso más le<br />

hubiera venido muy bien a la obra para mejorar su presentación, al menos que hubiera<br />

en todo momento un único narrador, en primera o tercera persona, pero uno sólo.<br />

En cuanto a los personajes, <strong>de</strong>cir que respon<strong>de</strong>n a estereotipos muy evi<strong>de</strong>ntes.<br />

Dejando aparte los que tuvieron una existencia real, que como se ha visto no fueron<br />

pocos, el resto aparecen <strong>de</strong>finidos con unos tonos ausentes <strong>de</strong> todo matiz. En general<br />

los <strong>de</strong> i<strong>de</strong>ología carlista encarnan las mejores virtu<strong>de</strong>s físicas y morales, en cambio los<br />

liberales se <strong>de</strong>spachan con cuatro lugares comunes en los que la ligereza <strong>de</strong><br />

costumbres, la torpeza y aún la zafiedad brillan en todo lo alto.<br />

Dada la ambientación rural <strong>de</strong> los sucesos, gusta el autor <strong>de</strong> salpicar las<br />

conversaciones con un buen manojo <strong>de</strong> refranes y <strong>de</strong> dichos sentenciosos, <strong>de</strong> los que<br />

hemos espigado una cincuentena. Las palabras fuertes o si quiera malsonantes brillan<br />

sin embargo por su ausencia. Incluso cuando menciona el vocabulario algo soez <strong>de</strong> su<br />

hermano Florentino, en el que las costumbres guerreras y la vida <strong>de</strong> campaña<br />

insensiblemente le habían ingerido el hábito <strong>de</strong> las interjecciones, tan aragonesas como<br />

militares, que comienzan con una C... y una P... y que con todas sus letras intercalaba<br />

maquinalmente en su conversación; tacos que el pudoroso novelista convierte en<br />

inocentes ¡cuernos, recuernos o zambombas!.<br />

Ni que <strong>de</strong>cir tiene que el autor no <strong>de</strong>ja pasar oportunidad para manifestar siempre su<br />

i<strong>de</strong>ología conservadora a machamartillo, clerical y antievolucionista, pero también, justo<br />

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