joaquín escriche martin - Centro de Estudios del Jiloca
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De puntillas comenta el fracaso <strong>de</strong>l intento carlista <strong>de</strong> tomar la ciudad <strong>de</strong> Teruel -<br />
cuyas acciones <strong>de</strong>bió <strong>de</strong> seguir bien <strong>de</strong> cerca el propio novelista que allí residía<br />
entonces-, <strong>de</strong> lo que culpa a la incompetencia <strong>de</strong>l estado mayor que ro<strong>de</strong>aba al infante<br />
D. Alfonso, nuevo comandante general <strong>de</strong> Aragón. Si le <strong>de</strong>jan obrar libremente á Marco,<br />
con sus solas fuerzas aragonesas, sin mezcla <strong>de</strong> castellanos ni valencianos, Marco<br />
hubiera tomado la plaza sin <strong>de</strong>rramar una sola gota <strong>de</strong> sangre, ó tal vez la plaza se<br />
hubiera entregado al caballero aragonés sin el menor recelo, convirtiendo á Teruel, <strong>de</strong><br />
acuerdo común, en población abierta.<br />
Mezcla Polo y Peyrolón las andanzas <strong>de</strong> sus jóvenes enamorados, ya se ha dicho<br />
Rafael, María y Fernando, con nuevas aventuras ahora en el frente <strong>de</strong>l norte que toma<br />
<strong>de</strong> aquí y <strong>de</strong> allá, y en las que el honor y la gallardía <strong>de</strong> las fuerzas carlistas brilla al más<br />
alto nivel y es reconocida sin discusión por sus mismos adversarios.<br />
Mientras tanto el Palomo, incapaz <strong>de</strong> permanecer inactivo, solicita y obtiene <strong>de</strong>l<br />
infante permiso para hacer una incursión por tierras <strong>de</strong> Castilla y <strong>de</strong> Andalucía. Se<br />
<strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> Marco y partió <strong>de</strong> Chelva el 14 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1874 con 500 infantes, 35<br />
caballos y algunos oficiales. Que se trataba otra vez <strong>de</strong> las andanzas <strong>de</strong> Florentino Polo<br />
parece claro por el párrafo <strong>de</strong> su hermano en el que avisa <strong>de</strong> que extractaba el Diario <strong>de</strong><br />
nuestro guerrillero, que nunca <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> anotar día por día sus operaciones. Por otra<br />
parte, <strong>de</strong> nuevo el relato <strong>de</strong> los sucesos se hace en primera persona. Así cuenta sus<br />
andanzas por Cau<strong>de</strong>te, Casas-Ibáñez, Alator, Alpera, Hellín, Alcantarilla, Vélez Blanco,<br />
Vélez Rubio, Lorca, Huéscar, Agramont, Jumilla, Novelda, Aspe, Elche, Crevillente,<br />
Orihuela, Cieza, Yecla, y muchos otros pueblos <strong>de</strong> Albacete, Alicante, Murcia y Almería,<br />
hasta regresar a Villanueva <strong>de</strong> la Fuente el 17 <strong>de</strong> octubre siguiente, en que se cierra el<br />
Diario con sus noticias rigurosamente históricas.<br />
Pero una novela como El Guerrillero, en la que el componente romántico es<br />
fundamental, necesita para el protagonista principal un final digno <strong>de</strong> la vida generosa y<br />
caballeresca que ha llevado siempre. Se hace obligado el sacrificio <strong>de</strong> su propia vida. Así<br />
el Palomo representa al final el personaje <strong>de</strong>l coronel carlista D. Miguel Lozano, que,<br />
víctima <strong>de</strong> una traición, es apresado y con<strong>de</strong>nado a muerte. Tienen lugar a continuación<br />
las escenas literarias más logradas <strong>de</strong> la novela, es el momento en el que se intenta a<br />
distintos niveles salvar su vida. Mas, todo es inútil, la fuerza <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino es más<br />
po<strong>de</strong>rosa, y el con<strong>de</strong>nado es pasado por las armas en Albacete, en una ejecución que se<br />
<strong>de</strong>talla minuciosamente transcribiendo la reseña periodística que apareció en El Correo<br />
Español, adobado con otros <strong>de</strong>talles que el autor toma <strong>de</strong> sus fuentes históricas <strong>de</strong><br />
consulta.<br />
Muerto el Palomo, resuelto por fin el triángulo amoroso planteado al comienzo, y<br />
abiertamente fracasado el alzamiento carlista, no pue<strong>de</strong> evitar Polo y Peyrolón traer <strong>de</strong><br />
nuevo al aguerrido canónigo Sarmiento <strong>de</strong>l comienzo, aquel que exaltaba a los carlistas<br />
a echarse al monte. Esta vez es ya un tranquilo sacerdote. Repuesta la monarquía y<br />
fenecida la república, ya cobraba todos los meses, por lo tanto instaba a sus antiguos<br />
amigos a que se retiraran <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> batalla y volvieran a sus casas. Con un punto <strong>de</strong><br />
ira contenida le recuerdan que, si en aquellos días había escrito el folleto El <strong>de</strong>recho <strong>de</strong><br />
los católicos á <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse hasta con las armas en la mano, ahora bien podía escribir otro<br />
sobre La obligación <strong>de</strong> los católicos <strong>de</strong> someterse á los po<strong>de</strong>res masónicos y<br />
revolucionarios por un mendrugo <strong>de</strong> pan.<br />
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