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joaquín escriche martin - Centro de Estudios del Jiloca

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en la que, con garbo, solicita <strong>de</strong> la adinerada sociedad zaragozana el necesario aprecio<br />

para el novel pintor.<br />

Sin embargo, no hubo suerte en esta ocasión y <strong>de</strong>bió traerse a Madrid <strong>de</strong> nuevo el<br />

cuadro, no sin un cierto <strong>de</strong>je tristeza y amargura. Mas, cuando muchos años más tar<strong>de</strong>,<br />

en 1942, aquel mismo periodista zaragozano se acerque hasta Barcelona para<br />

entrevistar al ya entonces bien situado Lapayese, éste recordará agra<strong>de</strong>cido aquel<br />

<strong>de</strong>talle. Pero, rescatemos <strong>de</strong>l viejo recorte <strong>de</strong> periódico las mismas palabras <strong>de</strong>l artista,<br />

pues no las recogen sus biógrafos y muestran con niti<strong>de</strong>z su forma <strong>de</strong> ser, su gratitud a<br />

quienes primero confiaron en él. Dice así: Yo no olvido nunca que fue usted quien<br />

primeramente confió en los resultados <strong>de</strong> mis esfuerzos ... yo, que no he sido hombre<br />

<strong>de</strong> exhibiciones en la Prensa, tengo una gran alegría con esto que usted me anuncia:<br />

que hablará <strong>de</strong> mí en "El Noticiero". Me encanta que lo haga usted así. Precisamente en<br />

ese periódico. ¡El periódico que me trajo el júbilo mocero <strong>de</strong> ver mi nombre en letras <strong>de</strong><br />

imprenta! Nunca he olvidado aquella emoción. Yo soy acaso, un poco retraido, y otro<br />

poco rudo, y otro poco lunático, pero olvidadizo no lo soy. Yo he perdido quizá la cuenta<br />

<strong>de</strong> los años que van pasando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> aquella crónica, pero <strong>de</strong> la impresión que me<br />

produjo y <strong>de</strong> la gratitud que me encendió, no he hecho jamás un olvido.<br />

Un poco retraido, rudo y lunático<br />

Destaquemos aquí, primero, el hecho evi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> su nula afición a las exhibiciones en la<br />

Prensa, pero especialmente lo <strong>de</strong> un poco retraido, y otro poco rudo, y otro poco<br />

lunático, pues convendrá retenerlo por el valor que tiene el juicio como auto<strong>de</strong>finición,<br />

como propia aceptación <strong>de</strong> una forma <strong>de</strong> ser. De todas formas, el mismo periodista ya<br />

se había ocupado antes <strong>de</strong> poner el contrapunto al asegurar que, Creo que hay en<br />

Madrid pocos artistas que, ya con una fama como la <strong>de</strong> Lapayese, vivan tan<br />

<strong>de</strong>spreocupados <strong>de</strong> la vida externa y tan abstraídos por esa interior y noble ambición <strong>de</strong><br />

refinar más, cada hora, su arte especialísimo.<br />

Siguen años <strong>de</strong> estudio y <strong>de</strong> trabajo, siempre la misma constante, que poco a poco van<br />

dando sus resultados. Restauraciones y copias que rin<strong>de</strong>n un beneficio, a la vez que<br />

labora y crea sus propias producciones. Mientras tanto, a la vuelta <strong>de</strong> hacer un trabajo<br />

en la localidad madrileña <strong>de</strong> Pinto, le parece entrever a una antigua conocida <strong>de</strong> sus<br />

actuaciones teatrales zaragozanas. Ella lo reconoce y vuelve, ¿coquetería?, el ala <strong>de</strong> su<br />

sombrero. Es tar<strong>de</strong>, el calamochino la aborda y regresan juntos a Madrid. ¿Ru<strong>de</strong>za,<br />

retraimiento, pasmo?, el caso es que se olvida <strong>de</strong> pedirle la dirección, y torna sobre sus<br />

pasos corriendo, atolondrado, para que se las <strong>de</strong>. Se citan, y a la semana ya quería<br />

casarse la joven pareja. Lo hacen antes <strong>de</strong> transcurrido el año. Ella es Miguela <strong>de</strong>l Río<br />

Brun. Curiosa la práctica coinci<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> ambos apellidos maternos, y eso que ella<br />

proce<strong>de</strong> <strong>de</strong> Navarra, si bien residió muchos años en Zaragoza don<strong>de</strong> cursó la carrera <strong>de</strong><br />

magisterio, antes <strong>de</strong> pasar a trabajar a Madrid.<br />

Si es cierto que junto a cada hombre importante hay que buscar siempre una gran<br />

mujer, en este caso se cumple el aserto al pie <strong>de</strong> la letra. La felicidad en el hogar, el<br />

reposo espiritual <strong>de</strong> la casa que enseguida se fue llenando <strong>de</strong> hijos, constituyó el mejor<br />

bálsamo para atemperar el espíritu inquieto e investigador <strong>de</strong>l artista <strong>de</strong> Calamocha.<br />

Hombre dotado <strong>de</strong> una enorme capacidad <strong>de</strong> trabajo, que a las ocho <strong>de</strong> la mañana se<br />

encerraba ya en su estudio, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> había que sacarlo a duras penas para pasar a<br />

comer, y a don<strong>de</strong> regresaba veloz tras un corto <strong>de</strong>scanso <strong>de</strong> sobremesa, para <strong>de</strong>jarlo<br />

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