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shogren-comentario-sobre-1-corintios

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8:10-11; 2 Crónicas 7:1; Ezequiel 43:1-5). Esta gloria del Señor no es alguna nube<br />

gaseosa, sino la presencia de Dios mismo. Pablo relacionará esta gloria con la presencia<br />

del Espíritu Santo en los cristianos en 2 Corintios 3:8,18. Su uso de templo (de nuevo,<br />

naos) en 2 Corintios 6:16 puede referirse al pueblo de Dios, aunque este pasaje está lleno<br />

de cuestiones difíciles de interpretar.<br />

¿Es este templo símbolo de una iglesia local o de la iglesia universal (como en Mateo<br />

16:18, Efesios 5:25, y quizá en las imágenes en Efesios 2 y en 1 Pedro 2) La iglesia<br />

local calza mejor. Primeramente, un paralelo en 5:4-5 dice: cuando los cristianos se<br />

reúnen, el poder del Señor Jesús está en medio de ellos de una manera distinta de cuando<br />

ellos están separados (esto tiene su origen en la enseñanza de Mateo 18:18-20). En<br />

segundo lugar, el simbolismo en todo este capítulo parece apuntar a la iglesia local: Pablo<br />

estableció el fundamento de esta iglesia, ¡pero no de todas! Apolos trabajó en este<br />

edificio, ¡pero no en otros! Los trabajadores del momento en Corinto tenían que tener<br />

mucho cuidado al construir <strong>sobre</strong> el fundamento que Pablo había colocado allí. Ellos no<br />

trabajaban en su propio imperio, sino en la residencia de Dios…, y Dios no les permitiría<br />

servir para su propio ego en el templo de él. 118<br />

17<br />

Pablo da una advertencia final a los descuidados y a quienes se sirven a sí mismos en el<br />

templo de Dios. El término empleado es sorprendente. Fteirō puede significar destruir,<br />

aunque quizá “arruinar” o “echar a perder” resulta mejor en este contexto. 119<br />

¿Cómo puede alguien arruinar el templo de Dios En el Antiguo Testamento, era la<br />

apostasía la que llevaba al abandono de la estructura física (ver 2 Reyes 12:4-16, 22:3-7)<br />

o a la profanación del templo con ídolos (ver Ezequiel 8:1-18). En este caso, lo que le<br />

preocupa a Pablo no es la destrucción activa de parte de los enemigos. Antes bien, él<br />

llega a la conclusión de que quienes construyen pobremente debilitan la estructura, están<br />

conduciendo a la iglesia de Dios a la desilusión en el terrible juicio de Dios. Si todo se<br />

consume a causa de las llamas en el Día del Juicio, es su culpa, no la mía (¡Yo establecí<br />

el fundamento bien!), tampoco de Dios (¡Él solo está probando los materiales empleados<br />

por ustedes!)<br />

Muchos han observado que este lenguaje es parecido a la lex talionis de la Torá:<br />

ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, etc. (Éxodo 21:24)<br />

No obstante, Pablo se acerca más a los pronunciamientos escatológicos del Señor:<br />

118 Barrett, p. 91, atribuye la destrucción del templo en este pasaje a la llegada de alguna enseñanza falsa,<br />

por ejemplo, un evangelio judaizante. Por supuesto que Pablo los incluía en el juicio de Dios, pero aquí él<br />

piensa en quienes pasivamente destruyen o arruinan la iglesia por sus ambiciones personales, a pesar del<br />

hecho de que han edificado <strong>sobre</strong> el fundamento que es el Cristo crucificado (3:10).<br />

119 Pablo dice que él no ha arruinado a nadie durante su ministerio apostólico en 2 Corintios 7:2, usando de<br />

nuevo fteirō (“corrompe”).

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