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e-book_violencia_derechos_humanos_y_seguridad_ciudadana

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de resistencia—, estuvo presente durante todo el periodo, comolo demuestran las «pacificaciones» efectuadas antes de la reformaliberal, e incluso en los primeros años de esta (1862-1879).Las disputas por el poder remiten a factores que explican la<strong>violencia</strong> más allá de sí misma; en este caso, a la voluntad de imponerla centralidad del Estado y a las resistencias locales parasalvaguardar la autonomía comunitaria, que nos hacen comprenderque lo que estaba en juego era la construcción de un nuevo ordensocial, con muchos a favor y muchos en contra. Así, el vacío depoder fue llenado por la <strong>violencia</strong>, pero a un costo enorme para eltejido social y para el siempre aplazado nacimiento de la nación.Esto convirtió a la voluntad hegemónica del Estado centralizado enel principal foco generador de <strong>violencia</strong>, una de cuyas consecuenciasfue hacer que el asalto al poder constituido apareciera comoel mecanismo más expedito para que las minorías violentas y lasoligarquías locales de ese tiempo participaran activamente en lareconstrucción del orden social.En suma, durante medio siglo no se conoció ninguna revueltaindígena, campesina o de los artesanos —que constituían las capaspopulares del campo y la periferia «urbana»—, que haya empleado la<strong>violencia</strong> como recurso para derrocar al gobierno central e imponercambios políticos y sociales a su favor. Esto explica la ausencia, entrelas capas populares hondureñas, de una tradición insurreccionalpara asaltar el poder, mientras se fortalecía entre ellas una tradiciónde desacato a la ley que cuestionaba la legitimidad del nuevo Estadoy resistía con sus acciones a la hegemonía centralizada por este.Estos hechos permiten concluir que la <strong>violencia</strong> tiende a reproducirsey establecerse, con mayor firmeza, en coyunturas en que lostejidos sociales e institucionales atraviesan por crisis de identidad ose encuentran debilitados por la falta de consenso social y políticorespecto de la legitimidad del Estado o de todo el orden social. Elvínculo entre <strong>violencia</strong> y política estuvo presente durante el procesode construcción del Estado nacional, pero asumiendo unas característicasque hacen que resulte difícil afirmar si la <strong>violencia</strong> era lacontinuación de la política por otros medios o, inversamente, si lapolítica era la continuación de la <strong>violencia</strong> por otros medios.108

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