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Clifford D. Simak - Edocr

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—Escucha, Jenkins, ¿no vas a castigarlo? Tenía que estar<br />

escuchando y se escapó. No<br />

era momento de cazar conejos.<br />

Jenkins habló seriamente.<br />

—Tendría que castigarte a ti, Sombra. Por tu actitud. Te hemos<br />

asignado a Ebenezer,<br />

debes ser parte de él. No eres un individuo, sino las manos de<br />

Ebenezer. Si Ebenezer<br />

tuviese manos no te necesitaría. No eres su mentor, ni su<br />

conciencia. Sólo sus manos, no<br />

lo olvides.<br />

Sombra volvió a golpear con el pie en el suelo, rebelde.<br />

—Me escaparé —dijo.<br />

—Te unirás a los robots salvajes, supongo —dijo Jenkins.<br />

Sombra hizo un signo afirmativo.<br />

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—Me recibirán con alegría. Están haciendo cosas. Necesitan toda la<br />

ayuda posible.<br />

—Te convertirán en chatarra —le dijo Jenkins con acritud—. No<br />

tienes entrenamiento, ni<br />

ninguna habilidad especial —se volvio hacia Ebenezer—. Tenemos<br />

otros robots.<br />

Ebenezer sacudió la cabeza.<br />

—Sombra está muy bien. Puedo manejarlo. Nos conocemos. Me<br />

impide caer en la<br />

ociosidad; me tiene sobre ascuas.<br />

—Magnífico —dijo Jenkins—. Entonces seguiréis juntos. Y si<br />

vuelves a cazar conejos,<br />

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