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murphy,jerome - pabl.. - 10

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126 PABLO, SU HISTORIA<br />

quizá en el mercado, otro contexto que requería todas las<br />

energías de Pablo.<br />

A medida que el ministerio de Pablo daba sus primeros<br />

frutos, comenzaban a aparecer compromisos inevitables<br />

que el propio apóstol debía atender. Esto debió afectar a<br />

sus horas de trabajo, que se verían rebajadas en la misma<br />

proporción en que se rebajaban sus ganancias (Pablo debía<br />

cobrar por trabajo realizado, es decir, que no ganaba un<br />

sueldo). ¿Cómo pudo sobrevivir entonces? Pablo se vio<br />

salvado por la generosidad de los filipenses que le enviaban<br />

dinero (Flp 4,16). ¿Acaso un visitante de Filipos fue<br />

testigo de la precaria situación de Pablo? ¿O fue quizá el<br />

propio Pablo quien, sabedor de los ricos recursos con que<br />

contaban los filipenses, suplicó la ayuda de estos? Esto<br />

último parece lo más probable. Pablo estaba convencido<br />

de que aquellos que daban bienes espirituales merecían<br />

recibir bienes materiales (ICor 9,11), pero habla de la<br />

ayuda recibida de los filipenses en términos de «robo»<br />

(2Cor 11,8). Ya fuera por su avezado ojo para los negocios<br />

o porque las mujeres líderes de Filipos sentían gran<br />

preocupación por los pobres, lo cierto es que los conversos<br />

filipenses tuvieron la suficiente perspicacia para<br />

percibir que, cuanto mayor era el éxito de las misiones<br />

de Pablo, más problemas tenía este para sobrevivir sólo<br />

con sus propios recursos financieros. Por este motivo, los<br />

filipenses continuaron financiando al apóstol y pagándole<br />

un segundo subsidio para que sobreviviera en Tesalónica.<br />

Esta circunstancia hace pensar que la misión en Tesalónica<br />

duró, por lo menos, tanto como la de Filipos, desde el<br />

verano del año 49 d.C. hasta comienzos de la primavera<br />

del año 50 d.C.<br />

Para Pablo, el ministerio apostólico era tan importante<br />

como respirar. No importaba lo cansado que se sintiera,<br />

VIAJE A EUROPA 127<br />

siempre encontraría un hueco para continuar su ministerio.<br />

Ahora bien, ¿por qué habrían de escucharle sus<br />

colegas de la clase trabajadora? ¿Por qué iban a pararse un<br />

solo minuto de sus agotadas existencias para escucharle?<br />

En ese momento concreto de su estancia en Tesalónica,<br />

el mensaje de Pablo alcanzó una especie de vacío espiritual<br />

21 .<br />

La trampa de Cabiros<br />

La leyenda de Cabiros cuenta la historia de un joven,<br />

asesinado por sus hermanos, al cual se esperaba para que<br />

ayudara a los desamparados de Tesalónica. Su símbolo era<br />

el martillo. A Cabiros se le invocaba para terminar con<br />

éxito los trabajos anuales. Cabiros era el dios que protegía,<br />

aseguraba la libertad y la realización de la clase trabajadora<br />

griega. Por motivos desconocidos, la élite gobernante<br />

griega incorporó el culto a Cabiros en el canon religioso<br />

oficial. Esta situación dejó a los artesanos y trabajadores<br />

de Tesalónica huérfanos de benefactor. Asumieron con<br />

total naturalidad que Cabiros, como los demás dioses,<br />

hacía más caso a las peticiones y a los sacrificios de la clase<br />

adinerada. Además, el sentimiento de alineación se veía<br />

intensificado porque la clase trabajadora veía a los miembros<br />

de la clase gobernante romana, que también habían<br />

adoptado el culto, como intrusos. Estos no sólo negaban<br />

la igualdad democrática (un derecho que los ciudadanos<br />

griegos percibían como innato), sino que también<br />

¡<br />

21 Este vínculo crucial entre el ministerio de Pablo y las expectativas sociales de<br />

sus oyentes fue desarrollado como idea por primera vez por R. JEWETT, The Thessalonian<br />

Correspondence: Pauline Rhetoric and Millenarian Piety. Foundations and Facets, Fortress<br />

Press, Filadelfia 1986, 127-132.

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