Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
32<br />
PABLO, SU HISTORIA<br />
«¡Y cómo aventajaba en el judaismo a muchos de mi edad<br />
en conservar con todo rigor las tradiciones de mis antepasados!»<br />
(Gal 1,14). «Las tradiciones de mis antepasados»<br />
contiene claros tonos provenientes de la ley oral, mientras<br />
que el tono combativo y el espíritu competitivo son característicos<br />
de su pertenencia a un grupo de la élite.<br />
Pablo se sentía orgulloso por pertenecer a tal minoría,<br />
pero no sacaba nunca las cosas de quicio. Nunca se consideró<br />
el mejor fariseo de todos, sólo uno de los mejores de<br />
entre los de su edad. Con todo, sólo eso era ya un logro<br />
considerable, pues Pablo era un judío de la diáspora asimilado,<br />
más tarde, al grupo fariseo. Rondaría los veinte<br />
cuando comenzó su militancia, mientras que otros, como<br />
Simeón y Gamaliel, fueron seguramente adoctrinados<br />
desde su más tierna infancia.<br />
La energía y la total dedicación para recuperar ese<br />
tiempo perdido que se traslucen de la proclama de Pablo<br />
significaban que nuestro protagonista empleaba muy poco<br />
tiempo en ganarse la vida. Ben Sirá comienza a desarrollar<br />
su contraste entre el artesano y el académico con la frase:<br />
«La sabiduría del escriba depende del ocio, sólo quien<br />
tiene poco que hacer se convierte en sabio» (Si 38,24) y<br />
sigue excluyendo del acceso a la sabiduría a cada «artesano<br />
y maestro artesano que trabaje de noche tanto como de<br />
día» (Si 38,27). Cualquier ocupación suponía distraerse<br />
del estudio de la Ley.<br />
Pobreza<br />
¿Cómo logró sobrevivir Pablo? No es del todo imposible<br />
que sus padres le mantuvieran. Si tuvieron los recursos<br />
económicos suficientes para dar a Pablo una buena edu-<br />
LOS AÑOS DE JUVENTUD 33<br />
cación, bien pudieran haber ayudado económicamente<br />
a su hijo durante su estancia en Jerusalén. Sin duda, los<br />
padres de Pablo se habrían sentido orgullosos de que su<br />
hijo volviera a la tierra que hubieron de abandonar.<br />
Ahora bien, Pablo pasó unos veinte años en Jerusalén<br />
antes de convertirse al cristianismo. ¿Dispusieron sus<br />
padres de la suficiente holgura económica hasta una edad<br />
tan madura? Aunque no dispusieran de dicha holgura,<br />
había un mecanismo para que Pablo se aprovechara de<br />
ese recurso al máximo 9 . Acaso no era el mecanismo más<br />
eficiente, pero siempre era mejor que nada. Dar limosna<br />
en la ciudad sagrada era considerado un mérito y, de<br />
hecho, se esperaba que los visitantes de Jerusalén trajeran<br />
fondos para distribuirlos en obras de caridad. Para<br />
numerosos académicos, este suplemento económico que<br />
venía con la gratitud de sus pupilos, suponía, muchas<br />
veces, la diferencia entre la vida y la muerte. Y tenían<br />
más derecho que los mendigos, los cuales no contribuían<br />
con nada.<br />
¿Hablaba Pablo desde su experiencia como hombre<br />
pobre fariseo cuando decía lo siguiente a los corintios: «Si<br />
sembramos con vosotros bienes espirituales, ¿es mucho<br />
que recojamos bienes materiales?» (ICor 9,11)? La energía<br />
que Pablo gastara varios años más tarde en la colecta para<br />
los pobres de Jerusalén (2Cor 8-9) estuvo inspirada, sin<br />
duda alguna, por la experiencia que el propio Pablo tenía<br />
de la precariedad en que vivía la mayor parte del pueblo<br />
de Jerusalén. Y las condiciones de vida para los cristianos<br />
no hacían más que empeorar. A medida que se ensanchaba<br />
9 «Es típico de Jerusalén que una gran parte de la población viva, en buena medida,<br />
si no completamente, de la caridad» (J. JEREMÍAS, Jerusalem at the Time of Jesús, SCM<br />
Londres 1969, 111-112; trad. esp., Jerusalén en tiempos de Jesús, Cristiandad, Madrid<br />
1977 3 ).