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murphy,jerome - pabl.. - 10

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330 PABLO, SU HISTORIA<br />

a las iglesias de allí e incluso es razonable pensar que aquellos<br />

delegados enviaron a Antioquía una copia de la misiva.<br />

En cualquier caso, es poco probable que los cristianos<br />

judaizantes se pasaran muchos años viajando y sin enviar<br />

informes a la sede de su iglesia. La iglesia de Antioquía<br />

debió escuchar, al menos, un informe verbal de la posición<br />

radical en contra de la ley que defendía Pablo.<br />

Podemos suponer, sin ánimo a equivocarnos, que hubo<br />

contactos regulares entre Antioquía y Jerusalén. El apoyo<br />

mutuo incluso debió acrecentarse conforme se intensificaban<br />

las presiones antisemitas en el Mediterráneo oriental.<br />

Por tanto, Pablo podía tener completa seguridad de que<br />

Santiago y sus cohortes conocían la radicalización de sus<br />

posturas: estas eran ya la antítesis de las tesis defendidas<br />

por la iglesia de Jerusalén. Era pues razonable que Pablo<br />

dudase si Santiago aceptaría un donativo con el que él<br />

estaba tan íntimamente relacionado.<br />

En principio, los judíos no tenían ningún problema en<br />

aceptar donaciones de los gentiles para rezar en el templo.<br />

A medida que se deterioraron las relaciones con Roma, las<br />

facciones más extremistas judías de Jerusalén empezaron<br />

a ver con muy malos ojos la participación de los paganos<br />

en los ritos judíos 9 . En este contexto político se puede<br />

llegar a entender las reservas que tenía Pablo sobre la<br />

posible aceptación o no de su regalo. El apóstol había sido<br />

testigo de la actitud nacionalista de Santiago: tanto en su<br />

vertiente amable (Gal 2,3) como en su versión más hostil<br />

(Gal 2,12), y era muy consciente de que un gesto que<br />

suponía, de facto, crear un vínculo con los paganos, podía<br />

9 El momento crítico llegó en el año 66 de nuestra era, según Flavio Josefo:<br />

«Eleazar, hijo de Ananías, el sumo sacerdote, un joven muy atrevido, que por aquel<br />

entonces era gobernador del Templo, convenció a los sacerdotes que oficiaban el servicio<br />

sagrado para que no recibieran regalos o sacrificios de extranjero alguno. Ese fue el verdadero<br />

comienzo de nuestra guerra contra los romanos» (La Guerra de los judíos, 2, 409).<br />

ADIÓS AL ESTE 331<br />

ser rechazado sin más contemplación. Pero tampoco tenía<br />

la completa seguridad de que las cosas fueran a suceder<br />

así; en realidad, Pablo no sabía cuánto necesitaba el dinero<br />

la iglesia de Jerusalén.<br />

Pablo podría haber optado por no ir a Jerusalén. Su<br />

participación en la delegación no era necesaria. Con él<br />

viajaban los delegados de las iglesias contribuyentes, a<br />

quienes Pablo podría haber confiado la misión. Eran perfectamente<br />

capaces de ir sin él. Ahora bien, en ese caso,<br />

el orgullo de Pablo hubiera quedado gravemente herido.<br />

Su perseverancia en el proyecto (por encima del peligro<br />

moral o la posible futilidad del gesto) deja ver un profundo<br />

sentimiento de preocupación por lograr la unión<br />

entre cristianos judíos y gentiles. Nadie era más consciente<br />

que él del abismo que separaba a aquellos que creían en<br />

Cristo como único Salvador y aquellos otros para quienes<br />

la ley constituía el mayor imperativo. Y aun así, se hacía<br />

necesario tender un frágil puente de caridad a través de<br />

dicho abismo. Pablo lo arriesgó todo en el intento.<br />

El transporte de la colecta<br />

Jamás sabremos exactamente cuánto dinero acumuló<br />

Pablo. Pero la suma fue considerable. El valor simbólico<br />

del gesto podría verse afectado si la suma no estaba a la<br />

altura de lo esperado. Los miembros de la iglesia de Jerusalén<br />

lo habrían entendido como un insulto extemporáneo.<br />

Si no se conseguía una enorme cantidad de dinero,<br />

Pablo daría por fracasada la empresa. De haber sido así,<br />

Pablo habría devuelto el dinero a las comunidades contribuyentes<br />

junto con un agrio comentario sobre su falta<br />

de generosidad.

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