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144 PABLO, SU HISTORIA<br />
acabaría llamando la atención de otros viandantes. La falta<br />
de privacidad impedía llevar a cabo discusiones privadas.<br />
Sólo la casa de un creyente relativamente rico (una casa<br />
con su atrio y sus salones) podría ofrecer el espacio y el<br />
aislamiento necesarios.<br />
Los primeros frutos obtenidos en Acaya<br />
Curiosamente, los primeros corintios conversos fueron<br />
individuos lo suficientemente ricos como para dar a Pablo<br />
el espacio necesario: «Doy gracias a Dios de no haber<br />
bautizado a ninguno de vosotros, excepto a Crispo y Cayo<br />
(...). También bauticé a la familia de Esteban; no recuerdo<br />
haber bautizado a nadie más» (ICor 1,14-16).<br />
La familia de Esteban fue «la primera que se hizo cristiana<br />
en Acaya» (ICor 16,15). El liderazgo que ejercieron<br />
en la comunidad implica un grado de tiempo libre difícil<br />
de compatibilizar con aquellos que ganaban el pan con el<br />
sudor de su frente. La libertad con que la familia de Esteban<br />
participa en la delegación de Pablo en Éfeso (ICor<br />
17,17) viene a confirmar este extremo. O era un empresario<br />
de éxito que no debía rendir cuentas a ningún patrón,<br />
o no tenía que trabajar en nada. Y como no se dice nada<br />
de su contribución al discurso espiritual, la familia, muy<br />
probablemente, estaba formada por mecenas, patrones y<br />
benefactores de un tipo u otro.<br />
A Crispo se le identifica en el libro de los Hechos como<br />
un «archysinagogos». Se trata de un título honorífico que<br />
sólo recibían los miembros de la comunidad judía en<br />
agradecimiento por la donación de un espacio de reunión<br />
y oración (normalmente su casa). El requisito indispensable<br />
para ser patrón era, por tanto, tener un excedente<br />
HACIA EL SUR: ACAYA 145<br />
de riqueza. Crispo, por tanto, no debía ser precisamente<br />
pobre.<br />
A Cayo se le menciona en Rom 16,23. De él se dice<br />
que era «[anfitrión] mío y de toda la comunidad». Si los<br />
conversos corintios se reunían en un solo grupo, entonces,<br />
el adjetivo «toda» parece, a todas luces, superfluo. Lo más<br />
probable es que hubiera pequeños subgrupos: es decir,<br />
casas-iglesia a pequeña escala. Una casa algo más grande<br />
de lo común se hacía necesaria si se quería dar cobijo a<br />
toda la comunidad. Por tanto, debemos suponer que Cayo<br />
poseía más riquezas que el creyente medio.<br />
No puede ser una coincidencia que los primeros bautizados<br />
de Corinto fueran justo aquellos individuos que<br />
mejor servían a los propósitos de la misión de Pablo.<br />
Fueron unas conversiones tan rápidas que necesariamente<br />
deben entenderse como el resultado de una estrategia<br />
apostólica muy bien meditada. El contraste entre las experiencias<br />
que Pablo vivió en Filipos y Tesalónica hizo que<br />
percibiera la imperiosa necesidad de articular un sólido<br />
núcleo de conversos que fueran capaces de proporcionar<br />
las instalaciones necesarias para la misión. Además, Pablo<br />
se había visto obligado a reconocer que, aunque el evangelio<br />
se ofrecía a todos los hombres y mujeres de la tierra,<br />
sólo aquellos con tiempo libre, educación e iniciativa<br />
podían divulgar el mensaje evangélico con eficacia. Puede<br />
que los esclavos fueran cristianos modelos, pero no eran<br />
sus propios señores y, por tanto, no podían disponer de<br />
su tiempo como desearían. Tampoco podían ni Priscila ni<br />
Aquila, que debían trabajar para vivir.<br />
A los tres conversos corintios que ya hemos mencionado<br />
siguieron otros que también gozaban de independencia<br />
financiera. Febe llevaba los asuntos de la iglesia<br />
de Cencreas. Su casa y su bolsa estaban abiertas para los