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murphy,jerome - pabl.. - 10

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18<br />

PABLO, SU HISTORIA<br />

seguramente sus padres, tuvo que pagar a Pablo dicha<br />

educación. Además, el estudio implica desocupación laboral.<br />

Por eso, resulta razonable pensar que Pablo no tuvo<br />

que ir a trabajar ni de niño ni de adolescente.<br />

La educación<br />

Con respecto a la educación religiosa de Pablo, hay que<br />

señalar que conocía muy bien la traducción al griego de<br />

las escrituras hebreas 3 . Las cita casi noventa veces, sin<br />

contar las numerosas alusiones a las mismas que aparecen<br />

en sus escritos sagrados. El modo en que maneja<br />

las escrituras sagradas de su pueblo revela la profunda<br />

familiaridad que resulta del contacto frecuente. Es decir,<br />

su conocimiento de las escrituras debió provenir, por una<br />

parte, de la costumbre inculcada en su casa, y, por otra,<br />

de su asistencia regular a la sinagoga. Pablo recordaba los<br />

textos porque estaba convencido de que las escrituras le<br />

hablaban a él personalmente. En efecto, las escrituras eran<br />

una voz, no del pasado, sino del presente. Esta revelación<br />

de la preocupación de Dios evocaba un amor que permitía<br />

a Pablo el utilizar las escrituras con la libertad que tanto<br />

nos sorprende hoy en día. No obstante su posterior abandono<br />

de la ley de Moisés como regla de vida, Pablo nunca<br />

olvidó el sentido de las Escrituras como comunicación<br />

directa de Dios a su pueblo.<br />

La calidad de la educación seglar de Pablo no se manifiesta<br />

sólo en este dominio de la lengua griega, también se<br />

trasluce en el modo en que organizaba el contenido de sus<br />

epístolas. Desde luego, no era un filólogo, pero escribía<br />

3 Cf sobre todo R. B. HAYS, Echoes ofScripture in the Letters ofPauL Yale University<br />

Press, New Haven 1989.<br />

LOS AÑOS DE JUVENTUD 19<br />

en un griego muy vivo, con el cual lograba transmitir sus<br />

emociones a la vez que sus pensamientos. Su dominio de<br />

las figuras literarias, así como la organización retórica de<br />

sus epístolas, no podían haber sido fruto más que de un<br />

estudio riguroso y una larga práctica. Su manejo de los<br />

principios persuasivos de la oratoria era tan sólido que<br />

hasta se permitía parodiar tales principios.<br />

Valga un único ejemplo. Al hablar en defensa de<br />

uno mismo, la técnica estándar consistía en enumerar<br />

los logros de cada uno, siguiendo un orden ascendente,<br />

para así llegar al punto crítico y relatar el mayor éxito<br />

personal. Cuando a Pablo le toca defenderse de las críticas<br />

de sus enemigos en Corinto, decide dar la vuelta a<br />

la estructura. Enumera así sus fracasos, y termina con el<br />

climax de su experiencia más humillante. ¡Cuando era un<br />

bebé fue arrojado sobre las murallas de Damasco en una<br />

cesta! (2Cor 11,32-33). Nadie que hubiera aprendido los<br />

rudimentos de la retórica de forma casual habría jamás<br />

intentado un tour de forcé estético como este. Pablo era<br />

experto en un campo que lo condujo a un meteórico<br />

ascenso social en el mundo grecorromano. Es más, las<br />

ideas filosóficas tan sofisticadas que encontramos en su<br />

interpretación de la resurrección (ICor 15) nunca podrían<br />

proceder de una conversación casual. En pocas palabras,<br />

Pablo debió de recibir cierto adiestramiento en la disciplina<br />

filosófica.<br />

El hogar familiar y la sinagoga sirven para explicar la<br />

alta calidad de la educación religiosa que recibió Pablo.<br />

Ahora bien, ¿de dónde proviene su educación seglar? La<br />

respuesta más simple es que Pablo fue a la Academia de<br />

Tarso. Como corresponde a una población tan ávida de<br />

conocimientos, en el siglo I, esta institución rivalizaba<br />

con sus homónimas de Atenas y Alejandría, las eminen-

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