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PABLO, SU HISTORIA<br />
seguramente sus padres, tuvo que pagar a Pablo dicha<br />
educación. Además, el estudio implica desocupación laboral.<br />
Por eso, resulta razonable pensar que Pablo no tuvo<br />
que ir a trabajar ni de niño ni de adolescente.<br />
La educación<br />
Con respecto a la educación religiosa de Pablo, hay que<br />
señalar que conocía muy bien la traducción al griego de<br />
las escrituras hebreas 3 . Las cita casi noventa veces, sin<br />
contar las numerosas alusiones a las mismas que aparecen<br />
en sus escritos sagrados. El modo en que maneja<br />
las escrituras sagradas de su pueblo revela la profunda<br />
familiaridad que resulta del contacto frecuente. Es decir,<br />
su conocimiento de las escrituras debió provenir, por una<br />
parte, de la costumbre inculcada en su casa, y, por otra,<br />
de su asistencia regular a la sinagoga. Pablo recordaba los<br />
textos porque estaba convencido de que las escrituras le<br />
hablaban a él personalmente. En efecto, las escrituras eran<br />
una voz, no del pasado, sino del presente. Esta revelación<br />
de la preocupación de Dios evocaba un amor que permitía<br />
a Pablo el utilizar las escrituras con la libertad que tanto<br />
nos sorprende hoy en día. No obstante su posterior abandono<br />
de la ley de Moisés como regla de vida, Pablo nunca<br />
olvidó el sentido de las Escrituras como comunicación<br />
directa de Dios a su pueblo.<br />
La calidad de la educación seglar de Pablo no se manifiesta<br />
sólo en este dominio de la lengua griega, también se<br />
trasluce en el modo en que organizaba el contenido de sus<br />
epístolas. Desde luego, no era un filólogo, pero escribía<br />
3 Cf sobre todo R. B. HAYS, Echoes ofScripture in the Letters ofPauL Yale University<br />
Press, New Haven 1989.<br />
LOS AÑOS DE JUVENTUD 19<br />
en un griego muy vivo, con el cual lograba transmitir sus<br />
emociones a la vez que sus pensamientos. Su dominio de<br />
las figuras literarias, así como la organización retórica de<br />
sus epístolas, no podían haber sido fruto más que de un<br />
estudio riguroso y una larga práctica. Su manejo de los<br />
principios persuasivos de la oratoria era tan sólido que<br />
hasta se permitía parodiar tales principios.<br />
Valga un único ejemplo. Al hablar en defensa de<br />
uno mismo, la técnica estándar consistía en enumerar<br />
los logros de cada uno, siguiendo un orden ascendente,<br />
para así llegar al punto crítico y relatar el mayor éxito<br />
personal. Cuando a Pablo le toca defenderse de las críticas<br />
de sus enemigos en Corinto, decide dar la vuelta a<br />
la estructura. Enumera así sus fracasos, y termina con el<br />
climax de su experiencia más humillante. ¡Cuando era un<br />
bebé fue arrojado sobre las murallas de Damasco en una<br />
cesta! (2Cor 11,32-33). Nadie que hubiera aprendido los<br />
rudimentos de la retórica de forma casual habría jamás<br />
intentado un tour de forcé estético como este. Pablo era<br />
experto en un campo que lo condujo a un meteórico<br />
ascenso social en el mundo grecorromano. Es más, las<br />
ideas filosóficas tan sofisticadas que encontramos en su<br />
interpretación de la resurrección (ICor 15) nunca podrían<br />
proceder de una conversación casual. En pocas palabras,<br />
Pablo debió de recibir cierto adiestramiento en la disciplina<br />
filosófica.<br />
El hogar familiar y la sinagoga sirven para explicar la<br />
alta calidad de la educación religiosa que recibió Pablo.<br />
Ahora bien, ¿de dónde proviene su educación seglar? La<br />
respuesta más simple es que Pablo fue a la Academia de<br />
Tarso. Como corresponde a una población tan ávida de<br />
conocimientos, en el siglo I, esta institución rivalizaba<br />
con sus homónimas de Atenas y Alejandría, las eminen-