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336 PABLO, SU HISTORIA<br />
doce horas de travesía diaria, debemos suponer que fueron<br />
a una velocidad de unos 2,17 nudos: es decir que tuvieron<br />
un viento bastante poco favorable. Quizá también pudieran<br />
haber zarpado más tarde y llegado más temprano. Al<br />
día siguiente cubrieron el doble de distancia. Tras bordear<br />
la esquina sureste de la isla de Lesbos, debieron de coger<br />
un buen viento de popa que les trasladase a una respetable<br />
velocidad de 4,3 nudos 13 . Cruzar el canal que separa la<br />
isla de Quíos del continente debió de ser un momento de<br />
terribles mareos, al menos para los pasajeros. El canal sólo<br />
tiene 17,6 km de ancho y en medio de sus aguas se sitúan<br />
las islas Oinusas, un pequeño archipiélago de unos 12 km<br />
de longitud. El capitán tenía que decidir sin dilación si<br />
dejarlas a babor o a estribor. Cuántas caras de alivio debió<br />
ver el capitán tras atracar en Quíos.<br />
La ruta más lógica por la que habría que continuar el<br />
día siguiente sería dirigirse a Efeso. Parece, sin embargo,<br />
que los vientos poco favorables les obligaron a bordear la<br />
isla de Samos antes de encontrar abrigo en su puerto. Ese<br />
día recorrieron unas 69 millas, lo cual significaba que se<br />
estaban arrastrando a una media de 5,7 nudos. El viento<br />
ululante y el violento vaivén del barco asustaría mucho<br />
a todo el pasaje salvo a aquellos acostumbrados a la mar,<br />
que quizá encontraran excitante la situación. Sin embargo,<br />
al día siguiente, el viento amainó y apenas pudieron cubrir<br />
unas 17 millas.<br />
Según la fuente en plural, fue Pablo quien decidió<br />
evitar Efeso. En realidad, el apóstol no tenía control<br />
sobre el destino del barco. Tanto él como sus compañeros<br />
no eran sino simples pasajeros. A su llegada a Mileto, el<br />
apóstol tenía dos opciones: ir a Efeso a despedirse de la<br />
13 Sobre la velocidad de los barcos antiguos, cf L. CASSON, Ships and Seamanship<br />
in the Ancient World, Princeton University Press, Princeton 1971, 281-291.<br />
ADIÓS AL ESTE 337<br />
comunidad o invitar a una comitiva efesia para que se<br />
reuniera con él.<br />
Pablo optó por la segunda opción (He 20,17). Al<br />
mandar llamar a los Ancianos de la iglesia, Pablo ganó<br />
cuatro o cinco días (el viaje de ida y vuelta era de unas<br />
<strong>10</strong>0 millas) para recuperarse. Y necesitaba descansar<br />
de verdad. Su salida de Tróade había significado una<br />
experiencia emocionalmente agotadora, seguida además<br />
por dos días de mucha tensión en la mar. Pablo estaba<br />
exhausto y lo último que quería ver era una repetición de<br />
las desgarradoras escenas de las cuales había sido testigo en<br />
Tróade. Si anunciaba su presencia a los cristianos de Efeso,<br />
la situación podría volver a repetirse. Los ancianos, estaba<br />
seguro, lucirían un porte más digno. Con todo, cuando<br />
llegaron los ancianos, Pablo no pudo despedirse formalmente<br />
de ellos: todo lo más que pudo hacer fue compartir<br />
con ellos el temor de un final trágico en Jerusalén: «Únicamente<br />
sé que el Espíritu Santo me asegura en todas las<br />
ciudades que me esperan prisiones y tribulaciones» (He<br />
20,22) y avisarles de que, a partir de entonces, ellos eran<br />
responsables de la iglesia en Efeso (He 20,28) l4 .<br />
La aprensión en torno al futuro de Pablo condujo a<br />
este a tomar una decisión que a buen seguro le rompió el<br />
corazón. Timoteo debía quedarse en Efeso. Aquel debió<br />
protestar airadamente. No en vano, se trataba del mejor<br />
amigo, el más cercano, de Pablo, su más estrecho colaborador<br />
y sabía muy bien cuánto dependía de él el apóstol. ¿Por<br />
qué quería Pablo separarse de él, justo en este momento,<br />
cuando bien podría necesitar todo el apoyo del mundo? Las<br />
14 Para la mayoría de exegetas, el discurso de Pablo en Mileto fue compuesto por<br />
Lucas, y lo insertó entre las secciones correspondientes a la fuente en primera persona<br />
del plural. En cambio, Boismard y Lamouille, han demostrado que Lucas no hizo sino<br />
amplificar un breve discurso que provenía de la fuente en primera persona del plural<br />
(Les Actes des deux apotres, 2, 222; 3, 247-251).