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156 PABLO, SU HISTORIA<br />
Aquellos que hayan pasado por una situación similar<br />
y hayan sentido que sus palabras han sido malinterpretadas,<br />
seguro que entenderán la irritación desconcertante<br />
con que Pablo debió de reaccionar ante el informe que<br />
trajo su emisario. Cualquiera que fuera la explicación<br />
(¿un malentendido sin más?, ¿una distorsión deliberada<br />
de los hechos?), se trataba de algo que Pablo no podía<br />
dejar pasar. Tenía que responder. Y lo hizo escribiendo<br />
una carta clara y fría, la tercera Carta a los habitantes<br />
de Tesalónica, la que conocemos como segunda Carta a<br />
los tesalonicenses 8 . Pablo enfatiza en ese texto las señales<br />
que deben anunciar la gloriosa vuelta de Cristo. Sólo así<br />
-pensó— conseguiría desmoronar la creencia que triunfaba<br />
entre algunos tesalonicenses de que la venida ya<br />
había comenzado (aunque de forma secreta). En la carta,<br />
además, Pablo reconviene con severidad a los más indisciplinados<br />
ociosos.<br />
Los puntos de vista que los tesalonicenses atribuían a<br />
Pablo le resultaban tan ajenos a su propia percepción de<br />
sí mismo, que el apóstol llegó a considerar la posibilidad<br />
de que la carta que recibieron los tesalonicenses fuera<br />
una falsificación (2Tes 2,2). Era relativamente fácil que<br />
se produjera esta circunstancia, pues Pablo no escribía<br />
sus propias cartas (Rom 16,22). Si los conversos de Tesalónica<br />
notaron variaciones de algún tipo en la caligrafía<br />
de alguna de las tres cartas, seguro que las atribuyeron a<br />
que Pablo había hecho uso de escribas profesionales 9 . En<br />
8 La autenticidad de 2Tes y su relación precisa con ITes 1,1-2,12 y 4,3-5.28 ha<br />
sido ampliamente demostrada por R. JEWETT, The Thessalonian Correspondence: Pauline<br />
Rhetoric and Millenarian Piety. Foundations and Facets, Fortress Press, Filadelfia 1986,<br />
186-192.<br />
9 Cf E. RICHARDS, The Secretary in the Letters of Paul, Wissenschaftliche Untersuchungen<br />
zum Neuen Testament, Mohr Siebeck, Tubinga 1991, 2, 42; J. MURPHY-<br />
O'CONNOR, St. Paul the Letter-Writer, Liturgical Press, Collegeville (Minnessotta)<br />
1995.<br />
HACIA EL SUR: ACAYA 157<br />
el futuro, para evitar las falsificaciones, Pablo añadió una<br />
nota de su puño y letra en 2Tes, que supone su primera<br />
firma explícita: «El saludo es de mi puño y letra: Pablo.<br />
Esta es la señal que distingue todas mis cartas. Esta es mi<br />
letra» (2Tes 3,17).<br />
Problemas financieros<br />
La necesidad de mantenerse en contacto con otra iglesia,<br />
unido a la más obvia necesidad de alimentar espiritualmente<br />
a los corintios, acrecienta notablemente el principal<br />
problema que ya tenía Pablo: encontrar tiempo para trabajar<br />
y ganarse el pan (lCor 4,12). El apóstol fue incapaz<br />
de sacar los trabajos adelante cuando estaba en Tesalónica,<br />
y ahora tenía incluso más distracciones, si cabe. En teoría,<br />
la situación no debía suponer un problema, pues, al contrario<br />
que en Tesalónica, en Corinto había muchos más<br />
creyentes con la riqueza suficiente como para patrocinarle.<br />
Pablo, sin embargo, optó por no deberles nada. No en<br />
vano se jactaba de predicar el evangelio «gratuitamente»<br />
(lCor9,18).<br />
La supervivencia de Pablo seguiría siendo un misterio<br />
para nosotros si no supiéramos que todavía recibía el<br />
subsidio de los filipenses. «Cuando estaba entre vosotros<br />
y necesité algo no fui carga para nadie pues remediaron<br />
mi necesidad los hermanos llegados de Macedonia» (2Cor<br />
11,9).<br />
El tono inquieto del contexto nos muestra a un Pablo<br />
muy avergonzado que responde a una crítica de los corintios:<br />
«¿Por qué no nos pides ayuda? Has cogido el dinero<br />
de los filipenses, ¿por qué no el nuestro?». Durante su<br />
estancia en Corinto, Pablo se las arregló de algún modo