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Cinismos Retrato De Los Filosofos Llamados Perros.pdf

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Conclusión<br />

"En las universidades nunca se enseñó el único método<br />

de la crítica, el único método convincente que se puede<br />

aplicar a una filosofía, es decir, el que consiste en preguntarse<br />

si es posible vivir según sus principios; allí sólo se<br />

enseña la crítica de las palabras mediante las palabras".^<br />

¿Tendríamos que seguir a Nietzsche aún más lejos, hasta<br />

cuando estigmatiza a "la raza débil que ocupa las cátedras<br />

de filosofía"' <strong>De</strong>jemos allí a los eruditos de cabezas canas<br />

que tanto contribuyen al deterioro de la disciplina...<br />

<strong>Los</strong> cínicos aprenden a vivir, a pensar, a existir y a<br />

obrar ante los fragmentos del mundo real: cuando se encuentran<br />

con la muerte, el placer o el deseo. Enseñan la<br />

insolencia frente a todo lo que se engalana con las plumas<br />

de lo sagrado: lo social, los dioses, la reHgión, los reyes<br />

y las convenciones. La filosofía cínica se preocupa<br />

por las cosas cercanas y desacredita todas las empresas<br />

que privilegian el espíritu de seriedad.<br />

<strong>Los</strong> nuevos cínicos podrían decirnos en qué aspectos<br />

somos aún piadosos, sabrían castigar la necedad, desesperar<br />

de los lugares comunes, invitar a la singularidad<br />

pura, desconfiar de las empresas gregarias y promover la<br />

verdad de lo singular. Con ellos, descubriríamos una alternativa<br />

al espíritu de gravedad, a los mercaderes del<br />

apocalipsis y a los teóricos del nihilismo. Montaigne había<br />

captado bien esta parte de sabiduría jovial presente en<br />

el estilo del cínico: "Diógenes, que callejeaba ensimismado,<br />

haciendo rodar su vasija y llevando de las narices al<br />

gran Alejandro, considerándonos moscas o vejigas llenas<br />

de aire, era un juez mucho más agrio y más punzante, y<br />

en consecuencia más justo, a mi entender, que Timón,<br />

2.1bíd.,pág. 151.<br />

3. Ibíd., pág. 153.<br />

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